viernes, 25 de febrero de 2011

El crudo realismo


El repaso del álbum de fotos que atesora Muamar Gadafi junto a los líderes de las grandes potencias europeas, y también de España, resulta en verdad estomagante. De Nicolas Sarkozy a Tony Blair, de Silvio Berlusconi a Gerhard Schröder, de José María Aznar a José Luis Rodríguez Zapatero... Todos, en un momento u otro, han rendido pleitesía a este demente que ahora pregona sus desvaríos en televisión mientras, acorralado por la revuelta popular, acaudilla un genocidio para liquidar a la insurgencia.
 
Henry Kissinger, ideólogo de la vigente diplomacia estadounidense, acuñó una doctrina que ni siquiera el celebrado Barack Obama se ha propuesto alterar: EEUU no tiene aliados, sólo intereses. La misma máxima ha inspirado siempre a los gobiernos europeos: la dependencia del petróleo libio les ha llevado a pasar por alto las tropelías del excéntrico dictador, e incluso las Naciones Unidas acabaron por levantar las sanciones impuestas al régimen libio por los atentados de Lockerbie y Berlín. Impera la realpolitik o, si se prefiere, el crudo realismo.
A nadie debe extrañar, por tanto, que Bruselas y Washington se hayan movido con tanta cautela tras el estallido de la revolución libia, e incluso después de que Gadafi empezara a reprimir a su pueblo a sangre y fuego. Tal vez esperaban a que la guerra civil concluyera para luego poder aliarse con el vencedor.
Pero sería injusto censurar sin más a los gobiernos occidentales por su silencio cómplice con las cleptocracias árabes, obedeciera este a intereses geoestratégicos (Egipto) o solo económicos (la necesidad de mantener estable el precio del petróleo). También los ciudadanos de a pie debemos mirarnos al espejo y admitir la cruda realidad: que nuestros gobernantes han hecho exactamente lo que esperábamos de ellos.
El precio de la libertad
No era ningún secreto que los pueblos árabes estaban en manos de sátrapas sin escrúpulos, pero aquí solo nos dolían los excesos de Israel con los pobres palestinos. A cambio de liberar a tantos oprimidos, ¿aceptaríamos pagar el doble por llenar el depósito o por la factura del gas?

Enric Hernàndez

La mancha de mamá


 
 
Emma Riverola Escritora
Él le clavó un cuchillo. Y mamá se manchó. Salió sangre. Mucha sangre. La blusa de mamá se puso toda roja. Él gritaba, pero después se calló. Y se fue. Yo no. Yo me quedé al lado de mamá. Al principio la llamaba. Mami, ¿estás bien? Mami, despierta. Mami, ¿por qué no dices nada? Pero después empecé a llorar y ya no pude hablar más. La mancha era cada vez más grande. Quise tocar a mamá. Pero mi mano también se manchó y pensé que igual yo también me quedaría como ella. Y me dio miedo. Me tumbé al lado de mamá. Pero sin tocarla. Y al final me dormí. Después me desperté. Ya era de día y tenía mucho frío. Pensé que si me acercaba a mamá me calentaría. Pero no quería mancharme. Primero le toqué la cara. Pero aún me entró más frío. Y además mamá estaba muy fea. Y entonces tuve mucho miedo. Porque no era mi mami. Me fui lejos, al rincón, y sin querer pisé un poco de sangre. Todo el suelo se manchó. Al principio pensé que mamá me reñiría, pero después pensé que no. Que ya no me reñiría más. Y que tampoco me llevaría al cole. Ni vendría a mi cama por la noche. Ni iríamos juntas al parque. Ni me haría cosquillas. Y entonces me entraron muchas ganas de llorar y todo me daba miedo. No sabía qué hacer. Pero ya no quería estar ahí. Me fui al cole. Yo sola. Caminé con mucho cuidado y me fijé en los semáforos. Cuando me quité el abrigo vi que mi vestido tenía una mancha. Una mancha de mamá.

jueves, 24 de febrero de 2011

EL GOTEO DEL TIEMPO




A veces escucho el goteo del tiempo,
el tic tac de la vida golpeando los cristales,
la inexorable égida de Cronos
hacia la eterna medina.

El crepitar de los leños en la lumbre,
las chispas del alma salpicando el cielo,
el silencio glacial de la tristeza,
de esa tristeza vital que te traspasa
con su daga de hielo.

Y me dejo arrastrar por la corriente
hacia la gran cascada
hirviendo en las espumas
flotando en los meandros
bebiendo la luz de las estrellas
y aediendo en las auroras.

A veces escucho su lamento
como un aullido quedo y apagado,
o su sonrisa sarcástica,
o su jadeo agónico y postrero
Pero se abren la nubes
y el sol de la esperanza
desgarra las tinieblas,
y cantan las cigarras
preludiando el verano.

A veces  escucho pasos
arrastrando cadenas
pero cierro los ojos
y sueño primaveras
riveras cuajadas de rocio,
de menta y hierba buena .

JUANMAROMO

POLÍTICA Y RELIGIÓN



Desde hace unos años venimos asistiendo a una guerra exacerbada de las fuerzas teocráticas por hacerse con el poder. Desde la llegada de Jomeini, los islamistas han ido extendiendo su imperio por medio mundo legislando y gobernando según su interpretación de El Corán.  La prensa occidental nos salpica a diario con lapidaciones y azotes, con la imposición del burka o con la falta de derechos de la mujer, pero no nos engañemos, esto no es exclusivo del islamismo.
La religiones monoteístas, siempre han considerado a la mujer como un ser inferior, como causa del pecado y origen de los males de la humanidad, no hay más que leer la biblia para tomar conciencia de lo que ha significado para judíos y cristianos.
Sin ir más lejos, en España y durante más de veinte años de franquismo, el padre o el marido, tenían, según “el código de honor de la sangre” derecho a matar a la esposa o a la hija sorprendidas fragante adulterio, la mujer no podía comprar, vender o abrir una cuenta corriente sin permiso del hombre. En las iglesias, se le obligaba a usar velo, manga larga y falda en consonancia, y las calles estaban atestadas de monjas ataviadas con sus hábitos correspondientes. El nazionalcatolicismo fue un engendro satánico entre la iglesia y la dictadura, un pacto de intereses que esclavizó a la mujer y permitió al “Caudillo” salir del templo bajo palio.
Si los activistas cristianos tomaran el poder político, desparecería el  divorcio, se perseguiría cualquier forma de unión que no fuera la puramente reproductiva y la mujer volvería a ser “la negra del mundo”, se penalizaría  el adulterio y los derechos del ciudadano quedarían bajo la tutela de “Los padres de la Iglesia”.
El estado laico es la única garantía de que los derechos civiles sean respetados y que la mujer no sea considerada una esclava. Cualquier forma de teocracia, sea islámica, judía o cristiana es inaceptable en pleno siglo XXI. ¡Que Dios nos libre de caer en sus garras!.

Las fortunas de la cleptocracia

Los Gadafi, como los Ben Ali y los Mubarak, controlaban los principales sectores económicos de sus países

MAITE RICO - Madrid - 24/02/2011
Las revoluciones que están haciendo caer como fichas de dominó a las dictaduras árabes tienen como efecto inevitable la fiscalización de las fortunas amasadas por los autócratas y sus allegados. Ahora le toca el turno a Muamar el Gadafi, cuyos negocios familiares, particularmente opacos, tienen su fuente principal en el petróleo. Los expertos no dan cifras, pero no dudan de que el expolio perpetrado por el clan Gadafi a las arcas libias asciende a "miles de millones de dólares", a tenor de los faltantes anuales entre los ingresos estatales y el gasto público. Y sospechan de la existencia de abultadas cuentas secretas en Dubái, el sudeste asiático y varios países del Golfo.

Según los cables de la diplomacia estadounidense filtrados por Wikileaks, la familia del dictador ha perpetrado una constante sangría de ingresos en la Compañía Nacional de Petróleo. Sus tentáculos alcanzan también los sectores de las telecomunicaciones, la construcción y la hostelería. Los despachos diplomáticos dan cuenta de comportamientos poco edificantes de los hijos de Gadafi, como las disputas entre tres de ellos por la franquicia de Coca-Cola, o la exigencia de Mutasim, el cuarto de sus vástagos, de 880 millones de euros a la petrolera estatal para establecer su propia milicia. Mutasim, consejero de seguridad de su padre, es famoso por contratar en sus fiestas privadas a celebridades como Mariah Carey o Beyoncé.
Además, el Estado libio como tal ha invertido en el extranjero cerca de 70.000 millones de euros a través de la Autoridad Libia de Inversiones. Según el diario The Guardian, el portafolio de este fondo soberano, creado en 2006, incluye varias empresas estratégicas italianas -desde la petrolera ENI a la industria aeroespacial- y un centro comercial en Londres. Claro que, como siempre, las fronteras entre "el Estado" libio y los bolsillos de los Gadafi son difusas. De las inversiones privadas de la familia se conocen dos hoteles de lujo y dos plantas embotelladoras de agua en Italia.
En realidad, el patrón de enriquecimiento de los Gadafi es el habitual en los regímenes autoritarios, y no solo en Oriente Próximo: el líder se mantiene aparentemente al margen, pero permite que su familia y allegados manejen el país como su feudo, de forma más o menos ostentosa. O incluso grotesca. Tal es el caso de Leila Trabelsi, esposa del derrocado presidente tunecino Zine Ben Ali, cabeza de una auténtica cleptocracia que, según Transparencia Internacional, controlaba entre el 30% y el 40% de la economía de Túnez, y que en su precipitada huida aún tuvo tiempo de pasarse por el Banco Central para llevarse 1,5 toneladas de oro en lingotes.
En el caso del egipcio Hosni Mubarak, algunos expertos creen que las cifras aventuradas sobre su fortuna (entre 40.000 y 70.000 millones de dólares) son exageradas. "Sobran uno o dos ceros", declaraba recientemente a la emisora France 24 Jean-Noël Ferrié, director del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia. Los Mubarak participaron en negocios, recibieron comisiones y acumulan bienes raíces en EE UU y Reino Unido. Pero mientras en Túnez el clan Trabelsi y sus amigos controlaban toda la riqueza, en Egipto, explica Ferrié, "la corrupción salpicaba a toda la sociedad", siguiendo un esquema clientelista. Mubarak, como hizo su antecesor Sadat, permitía que amplios sectores (militares, funcionarios) sacaran tajada para garantizarse su apoyo al régimen

"El pueblo no quiere ni dictaduras ni islamismo radical"

Tariq Ramadan, intelectual suizo musulmán, portavoz de los musulmanes en Europa

Victor-M Amela, Ima Sanchís, Lluís Amiguet

Foto: MARC ARIAS

Coexistir en paz
Hay musulmanes alemanes, franceses, españoles..., Occidente y el islam, el laicismo y la fe, pueden coexistir en paz, eso pretende explicar este controvertido intelectual (su abuelo fundó el partido de los Hermanos Musulmanes egipcio) en Mi visión del islam occidental (Kairós). “Para los islamistas radicales soy un hombre peligroso, pero he recibido miles de mensajes de la gente que estaba en las calles de Túnez, Egipto y Libia, países en los que estoy prohibido, junto a Argelia, Arabia Saudí y Siria. Y en Occidente [se le prohibió la entrada en el EE.UU. de Bush y en Francia durante diez meses] molesto a todas las corrientes políticas que quieren utilizar el islam como un espantapájaros”.
Lleva tres horas seguidas de entrevistas.
Cuatro, pero a la vista de lo que está aconteciendo en Oriente Medio...


¿Cuál es la pregunta fundamental que no le han hecho?
En esencia estamos hablando de libertad, esperanza y sufrimiento, pero nadie me ha preguntado al respecto.


Adelante.
La libertad es ser lo que queremos ser, y para eso hay que librarse del ego. La esperanza es, a fin de cuentas, saber que todo es posible, y saberlo es una fuerza. El sufrimiento es el significado de mi humanidad.


Ahora sitúeme estas tres grandes cuestiones en los sucesos de Oriente Medio.
Tenemos pueblos sometidos a unas dictaduras y una represión terribles que han expresado un sufrimiento colectivo. Y la esperanza de toda esta masa es que todo es posible: podemos desplazar a un tirano. Están demandando un proceso de libertad política y social necesaria para la libertad personal.


La red ha sido un vehículo importante.
Sí, evidentemente hay jóvenes que manejan un medio de comunicación  totalmente nuevo, que mezclado con la desesperanza social ha hecho brotar un movimiento sin ninguna pertenencia política: mujeres, hombres, ateos, islamistas, comunistas, de derechas y de izquierda, todos juntos.


¿Cuál es el peor desenlace posible?
Hay tres posibles escenarios de lo peor: el primero sería que la revolución fuera recuperada por los militares o antiguos mandatarios del régimen. El ejército tunecino estaba en contacto con el mando del ejército  estadounidense, que le sugirió que no tomara partido, como en Egipto, pero ahí está.


Mismos perros con distintos collares.
Sí. Otro escenario de lo peor sería que las fuerzas de la oposición no  consiguieran ponerse de acuerdo para encontrar una plataforma plural con todas las fuerzas políticas que aceptan jugar el juego de la democracia.


... Y se implantara el islamismo radical.
Sí, o el conflicto. El tercer escenario sería que Occidente actuara según sus intereses o que sólo estuviera a la escucha de los intereses de Israel, por ejemplo: hay que apoyar a Mubarak para evitar la inestabilidad.


Quizá por primera vez de forma generalizada los ciudadanos occidentales empatizamos con los musulmanes.
Sí, pero hay un problema: la información manipulada. Bahréin, por ejemplo, es sede de la Quinta Flota, el brazo naval de las fuerzas estadounidenses en Oriente Medio. Allí el “dejemos que la población se manifieste” ya no se da y nos venden la revolución como la de una minoría religiosa. No seamos ingenuos, sepamos que estas manifestaciones pueden ser controlables y lo son en los países clave.


En Egipto, los Hermanos Musulmanes no parecen tener nada claro.
Nosaben cómo posicionarse, no son los líderes de esta revolución imprevista. Llevan 60 años en la oposición y tienen un conflicto generacional entre liberalistas y reformistas. Pero el pueblo no está pidiendo un estado islámico. No hay eslóganes anti-Occidente ni anti-Israel, piden libertad. Y los Hermanos Musulmanes han de encontrar una posición que responda a esa demanda.


¿Los países árabes están maduros para hacer la transición hacia la democracia?
Sí. Hay que dejar de pensar en el mundo árabe como un mundo entre  dictadura e islamismo radical. Hay una gran sociedad civil que está entre ambos y que quiere un proceso de transición democrática. Occidente debe comprender que no venimos de la misma tradición religiosa o ideológica, pero en estas cuestiones estamos todos de acuerdo.


Sin embargo, hay conflicto entre los ciudadanos europeos y los musulmanes.
Es un conflicto de percepción, no es real. Tenemos un elemento mediático: el burka o las mezquitas, que se han convertido en problema, pero no es cierto. La inmensa mayoría de los españoles, franceses o alemanes musulmanes no tienen problemas con la ley ni con la cultura, son europeos. El problema es que se magnifican las anécdotas.


Entiendo lo que dice, pero no sé si son anécdotas.
Un 82% de los alemanes musulmanes dicen que se reconocen como  alemanes más que los alemanes de raíz. Miremos las cifras y dejemos de tener percepciones sesgadas.


De acuerdo, ¿cómo resolverlo?
Los musulmanes no están obligados a construir mezquitas como en su tierra, pueden hacerlas según el estilo del país al que ahora pertenecen, como se ha hecho en Oxford. En este sentido, los musulmanes tienen una responsabilidad, pero los europeos han de comprender que un buen musulmán no es un musulmán invisible.


Sus costumbres chocan aquí.
Algunos utilizan el miedo para ganar las elecciones. El problema de la  inmigración no tiene nada que ver con el islam. Europa va a necesitar entre 11 y 15 millones de inmigrantes. Nos molesta su cultura, pero
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necesitamos sus brazos. Mi propuesta es utilizar a los antiguos ciudadanos musulmanes para que acojan a los nuevos inmigrantes y les expliquen cómo se vive aquí.

¿Contra qué hay que luchar?
La confusión entre la cultura y la religión, corrientes musulmanas que leen el Corán a través de la cultura patriarcal. Y el literalismo, es decir, leer los textos sin contextualizarlos en la historia.

miércoles, 23 de febrero de 2011

"Tahirih se quitó el velo..., y un hombre se degolló"

Bahiyyih Nakhjavani, escritora baha'i de origen iraní

Victor-M Amela, Ima Sanchís, Lluís Amigue
Foto: MARC ARIAS

Leía demasiado...
Escritora británico-iraní, desearía ser leída en Irán, pero la censura teocrática arrebata a los iraníes la libertad de leer 'La mujer que leía demasiado' (Alianza), su novela sobre Tahirih Qurratu, la mujer que desafió el machismo islamista en el siglo XIX, propugnó la fe baha'i y ¿en su día tildada por su rebeldía como hereje, puta y mala madre¿ dio a Irán una de las cumbres de su poesía con su refulgente obra... Bahiyyih honra la memoria de Tahirih con su novela, y me cita las últimas palabras que ella dijo a los que la estrangulaban: "Me mataréis, pero no frenaréis la emancipación de la mujer". Por eso las mujeres de Irán son hoy las más corajudas opositoras contra la tiranía de los ayatolás
Es usted creyente de la religión baha'i?

Sí.

¿En qué cree?
En que los dioses de todas las religiones son un mismo Dios, todas las religiones son capítulos de un mismo libro, y la única raza es la raza humana, asombrada ante lo desconocido.


¿Cuándo y dónde nace esta fe?
El fundador se llama Baha'u'llah (es árabe, significa Gloria de Dios): la  formuló en 1844 en Irán. Es una fe relativista: ninguna verdad es absoluta y definitiva.


¿Cuántos baha'i existen hoy en día?
En Irán hay unos 300.000 baha'i. En todo el mundo, casi 7 millones.


¿Son los baha'i una escisión del islam?
Es una fe independiente. Para el islam es herética: nos persiguió el sha,  pero más ahora que nunca el régimen islamista iraní.


¿Hasta qué punto?
Cada vez que en Irán hay indicios de revuelta... los primeros detenidos son baha'i. Temo por la vida de dos mujeres baha'i presas sin juicio y en condiciones infrahumanas.


¿No tienen quien las defienda?
¡A Shirin Ebadi la han expulsado de Irán por defender a los baha'i siendo musulmana! La ven contaminada, traidora al islam...


¿Contaminada?
Para denigrar a alguien le acusan de contaminación baha'i. Es grave: la ley islámica ejecuta sin juicio a los apóstatas del islam.


No lo sabía...
Si naces en una familia musulmana, ¡eres musulmán para toda la vida! Si  un hombre quiere salirse, le ejecutan inmediatamente; si es mujer, la dejan morir en una celda.


¿Cómo están esas dos mujeres baha'i?
Son reos de opinión, pero encerradas con los peores criminales... ¡a los que se ordena no ayudarlas! Esos criminales han desobedecido: están ayudándolas. Es emocionante...


¿Qué rituales tienen los baha'i?
Nos reunimos en grupos pequeños y oramos. Estamos bien organizados para ayudarnos: ¡eso inquieta a todos los tiranos...!


¿Cómo ve el futuro de Irán?
El otro día vi una foto de Teherán: una chica estaba subida en una grúa altísima y extendía una pancarta... Sé que la salvación de Irán vendrá de sus jóvenes y de sus mujeres: el futuro de Irán está en manos del coraje de las mujeres, son muy valientes...


¿El espejo será Egipto o Libia?
Una gran diferencia con Egipto es que en Irán existe una represión criminal, sangrienta, bárbara, salvaje, brutal: es un terror similar al estalinista, y a la gente la atenaza el pánico. Pero a más represión, ¡más señal de debilidad! Tengo confianza en la gente...


¿Qué lección ve en estas revueltas?
Me tienen esperanzada: en Egipto, ejército y manifestantes se esfuerzan por no usar la violencia. Aunque en Libia... Por eso es tan cínico y mendaz el régimen iraní...


Por su uso constante de la violencia...
Ahmadineyad ha jaleado a los opositores al gobierno de Egipto... ¡mientras él asesina a sus particulares opositores! Y, igual que hacía Stalin, borra de los libros de historia ciertos episodios luminosos del pasado iraní.


¿Cuál le duele más que se borre?
El de la vida de Tahirih Qurratu'l-Ayn, poetisa y teóloga iraní del siglo XIX.


Pues recupérela aquí, por favor.
Era una mujer hermosísima y muy inteligente. Tanto que, pese a ser  mujer, su padre permitió que estudiase junto a sus hermanos los textos sagrados chiíes...


Musulmana, pues.
Sí, pero en 1844 leyó los textos de su coetáneo Baha'u'llah, y se convirtió a la fe baha'i.


¡Una apóstata!
Gran poeta y muy erudita, era tan elocuente y tan convincente... que empezó a inquietar a los líderes musulmanes y al propio sha.


¿Estaba casada?
Desde los 13 años, por acuerdos familiares: dio cuatro hijos a su marido, que él le arrebataba a medida que nacían. Él intentó envenenarla, ella huyó y se ocultó en domicilios privados. Este marido rogó hasta cuatro veces al sha que ejecutase a su esposa...


¿Por qué?
Le humillaba una esposa tan rebelde, activa y herética, ¡dedicada a  alfabetizar a mujeres!, a proclamar la dignidad femenina... Y que cierto día hizo algo horrible…


¿Qué hizo?
Hacía calor y entró en la tienda dónde discutía un grupo de hombres  baha'i... ¡y se quitó el velo! “¡Cambiemos de costumbres!”, proclamó.
¡Fue la primera mujer del orbe islámico en prescindir de su velo en público!


Sin mucho éxito, según vemos hoy...
Uno de los hombres presentes en la tienda, consternado ante tamaño alarde de emancipación femenina.., ¡se degolló!


¿Y cómo acabó Tahirih?
El sha le propuso ser su concubina, a lo que ella respondió: “Gloria, poder y autoridad son suyos; pobreza, exilio y miseria son míos. ¡Siga usted con lo suyo, y yo con lo mío!”. Un grupo de soldados al fin la encontró y la estranguló en 1852.


¿Enviados por el sha?
Por la madre del sha –celosa del carisma e influencia de tan portentosa  mujer–, con el respaldo de los clérigos islámicos, claro.


¿Tiene influencia hoy Tahirih en Irán?
Su poesía fue la más estimada en el Irán del siglo XIX, luego fue olvidada y los ayatolás la borran de la historia... Por eso me exalta que ahora su figura esté rebrotando entre la juventud iraní, en busca de un espejo digno
en el que mirarse.

martes, 22 de febrero de 2011

PRETÉRITO IMPERFECTO




La primera vez que la vi me quedé boquiabierto, me la presentó mi jefe de zona y yo supuse que la destinaria a mi grupo, pero no, se la adjudicó al grupo de mi amigo y rival en la contienda. Tenía el cabello largo y castaño, los ojos verdes y la mirada retadora, se movía como una pantera y los hombres se giraban a su paso, jamás me hice ilusiones, era demasiado para mí.
A mis 17 años, acababa de superar el trauma de un internado religioso, y había roto la presa de mis instintos llevándome todo por delante. Me monté en mi habitación una discoteca a la que llamaba "El templo de Eros" en donde celebraba mis bacanales aprovechando que mis padres salían los fines de semana. Dieciséis metros cuadrados música, mueble bar bien surtido, luces psicodélicas  y quemador de incienso al estilo botafumeiro, todo ello acompañando a un sofá y a una cama preparadas para la ocasión. 
Por aquel templo habían desfilado una pléyade de vestales, pero ninguna dejó en mí más huella que la del hastío y el desencanto, y aquella diosa me parecía fuera de mi alcance.
Conversamos alguna vez, pero siempre me mantenía a la defensiva, quizás me sentía amenazado por aquellos ojos verdes como lagunas sin fondo.
Algunos meses después de abandonar la empresa, nos encontramos casualmente y me saludó con un beso, yo me quedé perplejo pero acepte vernos al día siguiente para charlar largo y tendido. En nuestro reencuentro hablamos de nuestro trabajo de nuestra vida, y poco a poco ese temor se fue transformando en cariño.
Un día la invité a venir a casa, escuchamos música, tomamos un trago, y la tarde se nos pasó en un suspiro. Poco a poco aquella habitación se transformó en nuestro mundo, cada día después del trabajo, nos reuníamos y compartíamos las horas y la vida como en una oración.
Para mí el sexo era algo secundario, por primera vez en mi vida sentía arder en mi pecho un sentimiento como jamás había experimentado hasta entonces, solo pensaba en sentirla cerca  acariciarla y besarla. Pero ella tenía otros planes, jamás me engañó, fue integra y sincera conmigo, por eso quizás jamás se entregó del todo para que yo tampoco lo hiciera.
Fue una relación agridulce, con momentos duros, con momentos tántricos, pero poco a poco se fue alejando hasta que el verano me la arrebató del todo. Creí que el mundo se hundía, me sentía solo y abandonado. Volví a mi trabajo de D.J. y pasé el verano en una discoteca de Playa de Aro intentando olvidar y no dormir para no soñar con ella. La busqué en decenas de brazos, en tormentas de alcohol y de sexo de las que salía al borde de la locura...
Pero un día, cuando ya había perdido la fe y la esperanza, el destino me mostró sus cartas, y un nuevo camino se abrió ante mis pasos, alguien había escuchado mis mudas plegarias y un Domingo de carnaval me llevó de la mano a cruzar el umbral de mi nueva vida.
Pero nada podrá borrar aquellos meses en los que la vida se detenía cada tarde sentada en un sofá  me tomaba las manos y me hacía sentir el hombre más feliz del mundo.

JUANMAROMO

"Somos una sociedad anestesiada a base de subsidios"

 

Marc Vidal, emprendedor

Horizontes
Ha montado una docena de empresas asociadas a la red, se ha arruinado dos veces, tiene fundaciones en Latinoamérica para jóvenes emprendedores relacionadas con la tecnología, internacionaliza compañías porque no cree en la Administración pública y da clases en la universidad, aunque asegura que hoy universidad y emprendedor son antítesis; y critica el espacio 22@: simple negocio inmobiliario. Con ese espíritu crítico ha escrito Contra la cultura del subsidio (Planeta), libro demoledor que retrata el momento socioeconómico actual: el ineludible cambio de sistema mundial, una Administración inoperante y una sociedad anestesiada. Sólo la capacidad emprendedora nos abrirá horizontes
Estamos al final de la crisis?

Sí, pero lo que hay es lo que va a quedar.

No es muy halagüeño.
En el nuevo modelo económico mundial unos países emergen y otros se estabilizan en un lugar más bajo del que estaban; y España, en un lugar extremadamente más bajo.


¿Nos subirán más y más los impuestos?
Sí, los irán subiendo progresivamente y en cuatro años la presión fiscal será altísima porque alguien tiene que pagar todo esto.


¿La clase media se hunde?
Se estrecha, porque depende en gran medida de que el consumo se mantenga, y el consumo se está reduciendo sin remisión.


¿Y emerge una nueva clase?
Sí, la que yo llamo microburguesía low cost: millones de personas que se manejan con apenas 1.000 euros al mes. Una clase social satisfecha por comer en el Pans & Company, viajar con EasyJet y montarse sus propios muebles de Ikea.


Es usted cruel.
La sociedad está cloroformizada, es drogodependiente: vive de ayudas, subvenciones, soportes del Estado, servicios que acaban reclamando como derechos fundamentales. Y a la Administración ya le va bien una sociedad anestesiada a base de subsidios y entretenimiento, no sea que salgan a la calle.


¿Una clase social formada por la clase media que ha ido cayendo?
Sí, la sociedad se está desequilibrando, hay una clase baja y una alta que se mantiene por la endogamia del consumo entre ellos, pero cuando uno cae, lo hace abajo del todo.


¿Sin remisión?
En España el número de familias que tienen a todos sus miembros en paro supera ya el millón y medio; y hay un millón largo de personas (entre 45 y 50 años) que llevan más de un año en paro y que no volverán a encontrar trabajo. No hay una respuesta laboral prevista para ellas ni ningún impulso para que se pongan en marcha por sí mismas. Vivirán de los subsidios y las ayudas.


¿No se acabarán?
No, simplemente nos subirán los impuestos, hemos llegado al límite de la deuda externa. En Occidente muy pocos trabajarán mucho para que muchos no trabajen. El Estado providencia ha convertido a la sociedad en un grupo homogéneo que vive a la expectativa, esperando que alguien les solucione sus problemas.


... Es sangrante con la Administración.
El Estado es interventor e inconveniente para los ímpetus emprendedores. Las cargas que debe soportar una persona que monta su empresa o se declara autónomo son un peso insignificante en otros países. En el Reino Unido apenas hay cláusulas para iniciar una actividad, a medida que la empresa crece van apareciendo requerimientos.


¿Con qué resultados?
Como muchos lo intentan, son más los que lo logran, y con el tiempo el empleo se multiplica. Nuestro país tiene la tasa de paro más alta del mundo civilizado porque aquí no hay manera de montar una empresa con pocos recursos. Si aun así lo logras, los salarios con sobrecoste acaban contigo.


También hay ayudas, ¿no?
Sí, que acaban siempre en manos de los grandes grupos financieros e industriales y nunca en las pymes y los autónomos. Es un error histórico de este país gastar demasiado en estimular sectores desde arriba en lugar de dinamizar desde abajo. Además, las ayudas a los emprendedores suelen ser más un discurso que una realidad.


Aquí el que innova es el inmigrante.
Sí, sólo un 7% de los españoles decide poner en marcha un negocio,  mientras que más del 14% de los inmigrantes lo hacen. Somos uno de los tres países europeos con el nivel más bajo de empresa innovadora de nuevo cuño; y la mitad de los nuevos negocios cierra en menos de un año.


La burocracia no ayuda mucho.
Para montar un negocio en España requieres una media de cuarenta y siete días, en EE.UU., tres. Y las teóricas ayudas de la Administración acaban siendo un inconveniente porque ralentizan el proceso.


¿Qué podemos hacer?
Reducir impuestos, porque aumentándolos lo único que logramos es que las empresas tengan menos capacidad de inversión; apostar a largo plazo, hay que empezar a pensar de qué vamos a vivir, e impulsar la  internalización de las pymes, porque si no es en el exterior no van a crecer.


Y nadando en esas aguas coloca usted a la generación perdida.
Sí, gente entre 35 y 45 años que debe una hipoteca a 30-40 años y que está a las puertas del embargo. Toda una generación hipotecada en un patrimonio que no vale lo que cuesta y que los bancos ejecutan como parte del botín.


Menudo panorama.
Son la generación de las tarjetas de crédito sofocadas, de yeseros cobrando como ingenieros de la NASA. Gente que pensó que sus negocios no requerían esfuerzo, que tuvieron en sus manos la opción de mejorar su entorno y sólo mejoraron su trono.


Puro pelotazo, ¿pero ahora qué?
En el tercer mundo los emprendedores están por todas partes porque es la única opción, aquí la opción es el subsidio. Los poderes políticos y económicos son siempre los mismos, muy poca gente accede ahí y muy pocos caen, y eso se logra cloroformizando a la sociedad; hay que reaccionar.

¿PARA QUÉ SIRVEN LOS GOYA?



Por si ustedes todavía no lo saben, la gala de los premios Goya es una especie de gala de los premios Óscar al estilo español en la que -si me equivoco me lo dicen- usted y yo pagamos la cuenta pero no se nos permite la entrada.
Es una gala en la que lo más importante no son las películas premiadas -pues al final la mayoría de la gente no suele ir a verlas- sino todo lo que pasa alrededor: protestas contra la guerra, el reencuentro con un director que un día se enfadó, la dimisión del presidente de la academia, etc.
Normalmente las películas que compiten suelen llevarse unos eurillos que usted y yo pagamos -subvenciones, las llaman- para que puedan realizarse. Da igual que la película sea un bodrio pues jamás tendrán que devolver el dinero. Y lo mejor de todo, si la película triunfa y recauda un dineral, tampoco tienen que devolver una parte de los beneficios. ¿A que es genial?
En estas circunstancias lo lógico sería que las películas subvencionadas tuvieran también la entrada subvencionada, ¿verdad? Pues tampoco, porque a usted le cuesta el mismo dinero ver la próxima de Woody Allen que una de cine español.
Pero si algo tienen de especial estos premios es que uno puede ser juez y parte, les explico. Por ejemplo este año hay dos películas que se han presentado a los Goya -y además han sido premiadas- cuyos directores pertenecían a la dirección de la Academia, y además eran el presidente y vicepresidenta. Como lo oyen.
Por eso, cuando oí por primera vez que Álex de la Iglesia iba a dimitir pensé que era por ese motivo, pues su conciencia no le permitía saber que era presidente y además su propia película participaba en los premios. Pero no.
.
P.D.: Al final uno saca la conclusión de que la gala de los Goya al menos sirve para que los diseñadores, joyeros y estilistas de moda tengan trabajo, y los actores luzcan palmito. Bueno, todo sea por eso.

http://www.terceraopinion.net/

lunes, 21 de febrero de 2011

UNA TARDE COMO HOY



Una tarde como esta hace apenas cuarenta años, divagaba por la vida desorientado y perdido. Hacía unos meses mi chica me había abandonado y buscaba refugio en el alcohol y la música. 
Era un Domingo de carnaval y una amiga a la que me aferraba como un náufrago a una tabla, me invitó a una fiesta de disfraces. Por la mañana, me compré un antifaz negro y pasé a recogerla sin mucho entusiasmo. La fiesta era en Hospitalet, por aquel entonces un suburbio de Barcelona, tomamos el metro y al poco rato nos dirigíamos hacia el local. Cuando unas chicas se acercaron a saludarnos, me quité por un momento el antifaz, y seguimos calle abajo hasta llegar al guateque.
Mi primer disgusto, no había alcohol, tan solo coca-cola, fantas y similares, la música tampoco era una maravilla, un tocadiscos de maletín y los éxitos de momento. Cuando mi partenaire, se enrolló con su amigos, aproveché para fugarme al bareto de la esquina a tomarme unos cubatas, pero jodido de mí, me había olvidado la pasta en casa y sólo llevaba unos cuantos duros, así es que tuve que conformarme con uno, sin pensar que aquel olvido fue providencial.
Cuando volví a la fiesta, había empezado la tanda de "agarraos", me dirigí hacia un rincón, y me encontré con los ojos de un chiquilla menuda, tímida y preciosa iluminando la sala. Le pregunté : - ¿Quieres bailar conmigo?-  aunque intuia que me diría que no, -ya estaba acostumbrado a semejantes desplantes y desprecios- pero sorprendentemente, se acercó a mí y la tomé del talle.
Era una niña tierna, de una mirada dulce y melancólica, cuando escuché su voz, quedé prendado de ella. Bailamos y conversamos el resto de la tarde, y sin darnos cuenta se hizo de noche. Cuando ya cerraban, le pedí el número de teléfono y ella gentilmente me lo escribió en la agenda. Nos despedimos, y yo salí a la calle envuelto en una nube, tuve la convicción de que algo muy importante había sucedido en mi vida.
Busqué por los  bolsillos y a penas me quedaban una pesetas, no me llegaba para el billete del metro, así que subí a la playa de vías que cruzaban Hospitalet, y caminé por entre los raíles cantando y soñando despierto hasta llegar a la estación , por donde me colé sin pagar billete.
Han pasado cuarenta años, pero siempre recordaré que una tarde como hoy, encontré a la mujer de mi vida, que una tarde como hoy, por fin encontré el verdadero amor.

EL JUEGO DE LA VIDA

  

Me siento como una hoja en medio de un tornado
arrastrado por los suelos, izado hasta zenit,
girando en un círculo infernal de hielo y fuego
gozando la ambrosia en el Olimpo
o ardiendo en el averno.

He perdido mi norte y mi sextante
y voy al pairo de la vida casquivana
que me seduce, me inspira, me emociona,
para después reírse en mis espejos
con burla cruel y rostro despiadado.

No le pedí a la fortuna  más que amor,
un resquicio de paz y un soplo de fuerza
para sentirme digno, para sentirme hombre,
ni siquiera le exigí salud y exuberancia
que acepté dolor y al sufrimiento,

Más la vida juega con mi vida
como un gato se ceba con su presa
y me da y me promete y me anticipa
y me guarda para el último zarpazo
en la infinita alcancía del futuro
sabiendo que hasta el último momento
defenderé a sangre y fuego mi pellejo.

JUANMAROMO

YA NADIE NOS MIRA A LOS OJOS

 
Y llega el momento del currículum vítae. Todo para que alguien pueda establecer la idoneidad de eso que ahora se llama perfil del candidato a un trabajo. Leemos que en los ciudadanos ya maduros hay una tendencia curiosa: los currículos tienden a minimizar sus conocimientos. Intuyen que, si dicen todo aquello que saben, los supuestos expertos de recursos humanos los van a excluir de la selección previa. No hay trabajo, es cierto. Pero menos lo va a haber para los que demuestren demasiados conocimientos y experiencia, porque eso implica unas pretensiones económicas que la empresa supuestamente contratante no está dispuesta a pagar. Nada mejor que hacerse el tonto, porque más vale contrato en mano que elogios que no sirven para nada.

En el otro extremo están los jóvenes. Llegan al mercado laboral cargados de títulos y de másteres y tienen ganas de lucirlos. Lo grotesco es cuando se exige un currículo para ocupar un puesto de lavaplatos y recogedor de mesas los fines de semana en la cafetería de un establecimiento más o menos público. Cuatrocientos euros al mes era el sueldo. Pero gracias al currículo de ese licenciado en químicas o en geografía quedarán excluidos de esa fortuna. Simplemente porque la externalización del personal hará que la empresa contratadora ya no sea directamente la responsable de la cafetería. Recoger los platos es un acto que depende de recursos humanos. Y los 400 euros van a convertirse de esta manera en 300 con un contrato por obra.
A veces se dice que la formación de nuestros jóvenes ha de contemplar la profundización de los conocimientos y de los valores. Ya lo ven: los conocimientos molestan y eso margina de la miseria de recoger platos. Y los valores los marca el sistema: «Mira, chaval, tú trae un currículo y ya te diremos algo». Nunca dicen nada, por supuesto. No sabrían qué decir. El currículo es un papel que convierte a los recursos humanos en inhumanos. Nadie mira a los ojos del candidato. Nadie habla con él. Al joven aspirante a fregar platos se le paga como a Dickens pero se le exige ser un físico nuclear como Von Braun. Así se hace la sociedad futura.

JOAN BARRIL

IMPRESCINDIBLE

 
 
Emma Riverola Escritora
  Trata de mantener el ánimo. Aún tiene un sueldo. Eso es más de lo que pueden decir sus compañeros recién despedidos. Ni siquiera sabe por qué se libró de la última criba. La cuarta desde que la empresa dejó de lucir los beneficios de antaño. La peor fue la que se llevó por delante a Manel y a Mar, sus colegas de fatigas de los últimos 20 años. Quizá es este arcaico programa de contabilidad, se dice para sí mismo. Él es el único que sabe cómo funciona.

Albert apenas separa la vista de la pantalla. No le gusta ver tantas sillas vacías y le pesa ese silencio pegajoso que envuelve la oficina. Cada vez hay menos trabajo, y aunque él trata de estirarlo todo cuanto puede, la jornada es como un traje que se le ha quedado holgado. Teme las horas en blanco, sabe que son un billete directo al despido. Por eso se pierde repasando balances, revisando cuentas que ya cuadraron u ordenando papeles que nunca se extraviaron.
«¿Muy liado, Albert?», le inquiere cada tarde el director antes de irse, y él aprovecha para hacerle una consulta sobre la que nunca tuvo dudas. Pero hoy el director llega acompañado. Tiene una buena noticia para él, asegura. Van a instalar un nuevo software contable. Mucho más rápido y sencillo, asegura. Albert trata de dibujar una sonrisa de agradecimiento. Pero ya nadie le mira. Y el silencio, ese aliento espeso y persistente, le susurra que ya no es imprescindible.