Soy cinéfilo de toda la vida, me crié con las películas del oeste, John Wayne, Gregory Peck, Richard Widmark...luego comencé a apreciar el cine negro, E.G.Robinson, Bogart, el suspense de Hitchcock, mas tarde arte y ensayo, Bergman, Passolini, Visconti. El cine español de calidad, Saura, Erice, Berlanga, Aranda, siempre contó con mi apoyo. He visto miles de películas, tengo cientos de films en dvd, siempre estoy a la busca y captura de películas clásicas inéditas en los nuevos formatos pero que puedes encontrar aún en vídeo, pero ahora, ya no voy al cine.
No voy al cine, no porque hayan dejado de interesarme los nuevos directores, siempre se ha hecho cine bueno y cine basura y hoy en día no es ninguna excepción, pero me niego a enclaustrarme en un garito poco más grande que el salón de mi casa rodeado de energúmenos que masacran palomitas, hablan por el móvil y comentan la película a gritos visionando una pantalla en miniatura con un volumen tal que los sordos no necesitan subtítulos. Ahora me quedo en casa cómodamente en mi butaca y frente a una pantalla casi tan grande como la de las salas actuales sin que nadie me moleste y teniendo a mi disposición los films a las pocas semanas del estreno, la llegada de los portales de streaming le acabarán dando la puntilla. Aun quedan cuatro salas dignas de ese nombre, son las únicas que aun piso de vez en cuando, pero cada vez quedan menos, nada como la ceremonia de entrar en una sala enorme, sentarte en tu butaca y disfrutar en la oscuridad de una obra maestra... cuando cierre la última, el cine como tal habrá muerto. ¡Larga vida al cine!