Desde que empezó esta pesadilla, las listas del paro no cesan de ampliarse, cada día, decenas de pequeñas empresas ahogadas por por el cierre forzoso arrojan a miles de trabajadores al abismo de la desesperación, las grandes multinacionales, aprovechan la extrema necesidad para rebajar derechos y salarios con la amenaza de deslocalizarse a países más complacientes en derechos laborales y sociales, el plante la gran patronal a sus trabajadores por no ceder ante el chantaje, es el último aviso de lo que se nos avecina, los estados y la U.E. se ven incapaces de hacer frente a la hemorragia económica provocada y el sistema amenaza necrosis.
Tal y como se está poniendo el mercado laboral, la esclavitud será un lujo, techo, comida y trabajo asegurado aunque en condiciones infrahumanas, siempre será mejor que recoger restos de comida por los contenedores y refugiarse del frío en la entrada de un parking, la dignidad es un lujo que cuando se tiene una familia que mantener muchos no pueden permitirse. ¿Cómo hemos llegado a esto?... Una planificación meticulosa de una crisis forzada por el gran capital para borrar del mapa a los gobiernos socialdemócratas reacios a aceptar determinadas tropelías, una paulatina e inexorable liquidación de los derechos conseguidos por las clases trabajadoras en el último siglo, y la consagración del liberalismo Malthusiano como único sistema económico, han conseguido romper las últimas líneas de resistencia.
Con los medios de comunicación en poder de la plutocracia, contemplaremos atónitos cómo el votante sumiso aceptará dirigentes mafiosos y chulescos que cambiarán las leyes a su antojo para evitar ser procesados, como partidos con la mayoría de sus dirigentes imputados o relacionados en procesos de corrupción se perfilarán como ganadores en las próximas elecciones mientras las protestas sociales serán abortadas a golpe de ejércitos antidisturbios.
Si no hacemos nada para evitarlo, de aquí a unos años, la humanidad se dividirá en castas, los servidores del gran hermano controlando el capital y el poder, las fuerzas del orden, convertidas en sicarios para contener las protestas, los esclavos trabajando a cambio de techo y comida, y los "intocables", apartados del sistema productivo y expulsados a guetos en espera de ser exterminados.
La cuenta atrás ya ha comenzado, o nos tiramos a la calle todos los que aún somos ciudadanos del mundo en cuanto acabe esta guerra o las puertas de la factoría se cerrarán para siempre condenándonos a la esclavitud o a la miseria, la elección todavía es nuestra.
JUANMAROMO