Voy echando pedazos a la vida
como a una vieja chupa desgastada.
un bolsillo rasgado, la cremallera abierta,
una boca que muerde aunque no tenga dientes.
Los botones pendulan al borde del abismo
huyendo del ojal que quiere amordazarlos,
heterogéneos en color y forma
jugando rayuela con los navajazos.
Puede que no tenga prestancia,
que esté sucia y raída pero abriga
y me acompaña a través del tiempo
como una amiga fiel en mi carrera a ciegas,
de pelea en pelea
de concierto en concierto.
Dicen que ya no se llevan las solapas
que dejan el pecho al descubierto.
ni las chapas, ni espaldas con escudos
de guerra y de guitarras.
que los colores chillones desentonan
que hoy se lleva lo gris y encorsetado,
planchado con rigor y almidonado
de consignas políticamente correctas.
Me gritan que me cambie de chaqueta,
que la utopía se pudre en las cloacas,
que el corte romántico y roquero
apesta a vino viejo,
que la esperanza que luzco en el bolsillo
esta ya apolillada,
y que no puedo entrar en el banquete
vestido de poeta trasnochado,
sin traje de etiqueta.
!Que se queden pactando maquillajes
en sus salas de juntas carroñeras!
yo tomo mi guitarra
y a la orilla del mar, bajo la luna
escribo mis poemas descarnados
y entono un canto rebelde y desgarrado
ante tanto miserable
y tanta miseria.
y tanta miseria.
Jose Luis Posa