El cuerpo humano es una maquina pluscuamperfecta producto de
millones de años de evolución, es eficiente, resistente y auto reparadora, su
musculatura es capaz de generar una potencia impensable para cualquier ingenio
artificial y puede desarrollar trabajos agotadores con un mínimo de
combustible, es de una duración incomparable y por si esto fuera poco, se
reproduce a si misma perfeccionándose en cada generación.
Desde el principio de los tiempos, esta maquina ha sido
atacada por miles de enemigos que han intentado parasitarla y averiarla para
luego aprovecharse de sus despojos, pero su capacidad de supervivencia es increíble.
Hay pocas enfermedades propias del ser humano, las antiguas
plagas como la peste, se produjeron por una mutación de microorganismos de
otras especies que dada la falta de higiene entraron en contacto con la sangre
y se adaptaron al nuevo hábitat, al no tener defensas para estos
microbios, se extendían como una mancha de aceite causando
miles de muertos, cuando se generaban anticuerpos suficientes, las
plagas remitían y desaparecian.
La mayoría de las enfermedades que acehan al hombre han
sido originadas por él mismo y su concepción de la sociedad, los cuatro jinetes del Apocalipsis son un
engendro humano responsable de las grandes desgracias, un producto del egoísmo y de la ceguera del hombre incapaz de compartir un planeta ubérrimo con un mínimo de justicia y de equidad.
Todo esto viene a cuenta para explicar como funciona la
medicina industrial que desde hace más de medio siglo ha tomado posesión de la
humanidad y la ha hecho rehén de sus intereses, enfermedades generadas por sus
propios fármacos, medicalización de la sociedad, creación de enfermos crónicos
a quienes explotar hasta la muerte y contaminar el aire y la alimentación de
tal manera que el organismo no pueda defenderse por si mismo y tenga que
recurrir a sus servicios para acabar intoxicado y preso de sus venenos.
La salud de la humanidad está siendo destruida por insecticidas,
transgenicos, toxicos y radiaciones de todo tipo, la alimentación, que antaño
era medicina se ha convertido en el peor de los venenos, y todo ello con el fin
de controlar la población y convertirnos esclavos de la máquina.
Las enfermedades autoinmunes, y los canceres, son un ejemplo
de como el organismo se ve indefenso ante los ataques de enemigos artificiales
ante los que no tiene defensas y cae en manos de medicos- mecánicos educados y
formados por el sistema para perpetuar la explotación.
Se habla mucho de la crisis económica, pero hay otra crisis
aun más letal, y es la crisis sanitaria y alimentaria, o rompemos las cadenas
que nos atan a la factoría humana o acabaremos siendo meros productores de
valor añadido como pollos de un granja avícola, queda poco tiempo para la
media noche y en el reloj de la humanidad ya están sonando los cuartos.
JUANMAROMO