En todas las épocas, cuando han surgido enfermedades no diagnosticables se les ha dado nombres genéricos, peste, cólera, cólico miserere.... Con los años estas enfermedades se redefinieron y se les aplico un tratamiento y una prevención, en nuestros días, a estas enfermedades se les denominan síndromes.
Un síndrome es un conjunto de síntomas comunes al que se le da un nombre pero que no necesariamente están ocasionados por la misma enfermedad ni tienen el mismo tratamiento.
El S.S.C. o síndrome de sensibilidad central es un claro ejemplo de como la medicina clasifica a estas enfermedades para las que no tiene identificación y mucho menos tratamiento, dentro de este armario, encontramos varios cajones de sastre igualmente caóticos, a uno le llaman fibromialgia, a otro fatiga crónica, sensibilidad química múltiple o sensibilidad electromagnética y cada día se descubre alguno nuevo.
Estas enfermedades son el producto de una agricultura envenenada por abonos químicos, insecticidas y simientes transgénicas, del aire y las aguas contaminadas de vertidos y últimamente por las radiaciones electromagnéticas generadas por las emisiones 3 y 4G, wifi o las fugas continuas en las centrales nucleares, la industria alimentaria cierra el circulo con su legión de conservantes, colorantes, saborizantes que convierten los precocinados y la comida basura en bombas de relojería a corto plazo.
España es uno de los países con una legislación más permisiva, de hecho, este es el único estado de la UE donde se permite el cultivo masivo de transgénicos que no paran de extenderse contaminando todo, si a esto añadimos el estrés y la opresión de una sociedad cainita, tenemos el coctel al completo,
Cuando alguien escribe que se ha curado de alguno de estos síndromes, hay un colectivo mayoritario resignado y entregado que se revela incrédulo atacando a todo aquel que nos muestra su método y sus medios para salir de este agujero negro como si se encontraran a gusto en el pozo. La salida de una mazmorra casi siempre consiste en desandar el camino de entrada, suprimir los venenos, los alimentos, los medicamentos y las circunstancias que nos han arrastrado hasta el agujero, ya sabemos que es mucho más difícil ascender que descender, pero mientras ha vida, hay esperanza, la luz nos espera a la salida del túnel, tenemos dos opciones, o no quedamos lamentándonos en las tinieblas, o corremos, andamos o nos arrastramos hacia la salida, de nosotros depende.
JUANMAROMO