El fascismo, como la violencia, no tiene colores ni sexo. El
fascismo es el desprecio de la condición humana, la prepotencia racial,
cultural o económica, la opresión de las
minorías y la explotación de las clases trabajadoras bajo el yugo de banderas o
ideologías.
Hubo fascismo en el nazismo, en el estalinismo y lo hay también
en este gobierno al servicio del capital, todos los totalitarismos han tenido
sus Gulags y sus Mauthaussen, sus Valles de los Caídos o sus cajeros saturados
de indigentes, todos los fascismos han intentado uniformar religiones, idiomas
y culturas para crear individuos masificados y manipulables.
Uno de los `pilares del fascismo es la propaganda y eso lo
saben muy bien los caudillos, la televisión, la prensa y la radio se han
convertido en la voz de su amo repitiendo consignas hasta la saciedad. Cuando la policía ataca a manifestantes pacíficos,
cuando el poder amenaza a un pueblo con el ejército, cuando la justicia es un
instrumento en manos del capital, la democracia tan solo es un pellejo bajo el
cual se incuba la serpiente del nazismo.
Es terrorífico ver a la juventudes del partido en el poder
airear svasticas, y cruces gamadas con
el brazo en alto, pero lo es más aun verlos insultar a unos mayores que piden
justicia, apalear a personas sin techo o torturar animales para su placer
malsano, si estos alevines llegan al poder, me temo un regreso al futuro que
puede llenar España de sangre, no hay elección posible, o ellos, o nosotros.