Petra Reski, periodista y escritora, premiada en Italia por su lucha contra la mafia
IMA SANCHÍS - 22/02/2010
¿Le valen 29 años? Nací en Alemania, junto a Duisburgo, donde la mafia acribilló a 6 calabreses en el 2007. Llevo 20 años viviendo en Venecia. Casada, sin hijos. Licenciada en Literatura Francesa, Ciencias Políticas y Sociología. Mi política es la legalidad y la justicia. Agnóstica
Ser rubia y alemana le abrió el corazón de la mafia?
Ser rubia lo hace todo más fácil. De hecho, soy rubia desde hace cinco años y siempre me pregunto por qué no lo hice antes.
¿A los mafiosos les van las rubias?
Como mujer eres subestimada, como alemana todavía más, ya que piensan que no entiendes nada de la mafia, y como rubia, más si cabe. De manera que para mí, como periodista, era un camuflaje perfecto.
¿Cuál es el nivel cultural de los capos?
Están dotados de una gran inteligencia política. Parecen simples, pero... Bernardo Provenzano, un capo siciliano, arrestado hace dos años, fugado durante 40, se comunicaba con el clan a través de papelitos en los que se expresaba con un lenguaje vulgar y lleno de faltas de ortografía. Todo fingido.
¿Por qué?
Se supone que un campesino inculto es un personaje poco peligroso, incapaz de tener contactos con las altas finanzas y la política.
Usted ha debido de estar inmersa en aventuras peligrosas.
Lo más curioso ocurrió cuando presenté mi libro en Erfurt, ciudad del norte de Alemania. Algunos mafiosos habían conseguido que se censuraran párrafos en los que aparecían; entre ellos, Spartaco Pitanti. El presentador del libro dijo ser íntimo amigo suyo.
Menuda situación.
Entre el público había mafiosos que insistieron en que había escrito calumnias y al final uno dijo: "Admiro mucho su coraje", una clara amenaza que me obligó desde ese día a moverme con policías en actos públicos.
¿Fue la única vez?
Fui agredida en Corleone y San Luca (Calabria), pero lo entendí, se trataba de una periodista que metía las narices en su terreno; pero ser amenazada en Alemania significa que allí también están como pez en el agua.
¿No es muy atrevido decir que la mafia es un matriarcado?
Sin las mujeres, la mafia no podría existir.
¿Pero no es una estructura machista?
Eso es una fachada, así las mujeres, que son las que gestionan el negocio cuando ellos están en la cárcel, quedan al margen de la atención judicial. Hay capos mujeres, pero prefieren que los focos los alumbren a ellos, así pueden hacer y deshacer sin protagonismo.
¿Cuál es su papel?
Son las que transmiten los valores de la mafia. En Calabria, cuando nace un varón, el jefe del clan debe cortarle las uñas. Luego pone en su cuna un cuchillo y unas llaves. Si el bebé toca primero el cuchillo, será un mafioso, si toca la llave, un policía. Obviamente, el cuchillo está junto a él, y la llave, a los pies.
Mafioso sí o sí.
Son rituales de pertenencia que mantienen las mujeres. Si ellas comienzan a hablar, la mafia se hunde. Cuando el marido está en la cárcel, lo más importante es tener contenta a la mujer, que no le falte de nada. Si se quejase al marido, este podría tener la tentación de colaborar con la justicia.
Los mafiosos tienen sus amantes.
Mientras se mantenga en secreto y la esposa tenga todo lo que necesita, no hay problema; pero si se sabe y la esposa se siente humillada, la mafia asesina al marido. Una mujer enfurecida podría contar secretos. Ese hombre ha puesto en peligro el sistema.
Entiendo.
Las mujeres son más fieles a la organización que al marido. Giuseppina Manganaro quemó la ropa de su marido cuando supo que colaboraba con la justicia. "¡No puedo soportar su olor en casa!", gritó, y se vistió de negro. Madre, hermana y esposas de los renegados Emanuele y Pasquale Di Filippo convocaron una rueda de prensa para manifestar su desprecio por los traidores.
Impresionante.
La hermana estaba tan avergonzada que incluso intentó suicidarse, la madre maldijo el día que los había parido y las esposas gritaron: "¡Nuestros hijos ya no tienen padre!". Cuando Enrico Incognito decidió colaborar con la justicia, su hermano lo mató con el beneplácito de su madre.
¿Algún joven se ha rebelado?
Sólo dos. Una fue Rita Atria, de 16 años, hija de capo y hermana de mafioso. A ambos los mató la mafia y ella testificó por venganza.
¿La madre renegó de ella?
Sí, y Rita no fue consciente de lo que significaba abandonar a la mafia, es decir, su vida, su familia, amigos, cultura, valores. Se tiró por la ventana. Al otro, lo mataron.
¿Qué ha comprendido?
La bajeza del ser humano no tiene fin. He constatado la gran hipocresía que reina en lo social, en la política y en la justicia. Cuando te enfrentas a estos temas pierdes todo idealismo. Por fortuna, yo soy realista.
¿Son personajes atractivos?
No, son muy miserables.
La gente que los rodea los adora.
La mafia ha entendido mejor que cualquier otra organización la debilidad humana, y por eso no sólo subsiste, sino que manda. Como dicen los propios magistrados: "La mafia va en Jaguar y nosotros en un Fiat 500".
¿Y cuál es esta debilidad?
El hambre de poder ilimitado en un mundo lleno de reglas sencillas, y eso es lo que te ofrece la mafia. Muy pocos se resisten.
¿Cómo justifican los asesinatos?
No los justifican, para ellos es un trabajo y no tienen remordimientos. Antes de cometer un crimen o después, van a la iglesia. Conocí a uno que rezaba: "Dios, tú los has llamado y yo te los he enviado".