No pedimos limosna, no queremos caridad, solo exigimos justicia. Durante decenios, estas enfermedades han sido ignoradas y depreciadas por el colectivo médico. ¡Cosas de mujeres!, o ¡eso son los nervios!, era el diagnóstico que te escupían a la cara cuando llegabas a la consulta agotada y prendida de dolores. Malas caras, peores tratos, desconfianza, padecer una de estas enfermedades te convertían en un delincuente en potencia.
Con la llegada de métodos de diagnosis fiables, se les han acabado las escusa, cualquier reumatólogo o neurólogo que se haya reciclado tiene medios para diagnosticar la fibromialgia y demás enfermedades asociadas en una sola sesión. Es hora de tomar decisiones y exigir resultados, no pedimos milagros, por de pronto necesitamos un trato humano, un reconocimiento de nuestra enfermedad y el apoyo de los estamentos médicos y políticos para sacarnos de esta situación degradante.
Por de pronto, exigimos que se derogue esa ley no escrita, según la cual, ningún médico del insalud puede conceder una baja prolongada por estas enfermedades, no somos inválidos ni enfermos terminales, no queremos una pensión vitalicia, queremos tratamiento y una adaptación del horario laboral a nuestras posibilidades as como reducción de jornada o jubilación anticipada en unas condiciones que no te suponga la pérdida del 50% del subsidio tras cuarenta años de cotización. Potenciar el tele trabajo, muchas actividades pueden desarrollarse desde el hogar, evitando el riesgo de accidentes y atropellos, tan frecuentes cuando uno a penas puede caminar, y no digamos subir al metro o a autobús en horas punta.
Hay que tener en cuenta que las mayorías de los pacientes, somos personas muy activas que hemos desarrollado un vida laboral extensa y productiva, y ahora nos quieres encerrar en el cuarto de los trastos inútiles antes de tirarnos al vertedero, la mayoría de los enfermos son mujeres que han criado hijos mientras trabajaban dentro y fuera de casa, soportando tensiones, abusos y mobing que han acabado pasando factura.
Es hora de que los políticos entiendan que podemos reunir dos millones de votos y que apoyaremos a aquellos partidos que bajo notario se comprometan a atender nuestras reivindicaciones, y a acabar de una vez por todas con una situación que denigra a los verdugos y tortura a los pacientes que de ellos necesitan.
Tenemos más de un año para organizarnos, pero cada día es un tiempo perdido. Lanzo este guante para crear una coordinadora a nivel nacional que aglutine nuestros intereses frente a los políticos, si quieren nuestro voto, tendrán que implicarse, de lo contrario, dos millones de papeletas en blanco, podían ser la vergüenza de mal llamado "estado del bienestar" en España.
Somos un ejército armado de paciencia y voluntad, equipados con la voluntad de los desesperados y con la fuerza que nos da la razón, si sabemos avanzar pese al viento, la lluvia y el fuego cruzado de nuestros enemigos, la victoria es nuestra.
JUANMAROMO