Entonces ¿Cuál es el futuro? Cada época tiene unos signos definitorios, en la era del vinilo reinaban los comercios de discos especializados, donde consejeros expertos te asesoraban sobre las mejores grabaciones en el mercado, más tarde fueron las tiendas de electrodomésticos las que coparon la venta, que a su vez fueron barridas, ya en plena moda digital, por las grandes superficies. El futuro está en la red y eso no lo duda nadie, cuando las velocidades de bajada permitan cargar en tu ordenador un film HD en cuestión de minutos, o descargarte la discografía completa de un grupo de inmediato, el soporte físico habrá desaparecido.
Siempre quedaran los audiofilos, a los que el sonido comprimido y carente de armónicos del mp3 le hiere los oídos, o los fetichistas, que disfrutan acariciando la carátula de un álbum y leyendo su contenido. Una prueba de su poder, es la supervivencia del vinilo sobre el CD, estoy convencido de que cuando el Compact Disc sea historia, seguirán prensándose discos de acetato, sobre todo para los amantes de la música sinfónica o los sibaritas del rock.
Lo que está claro es que pretender vender a un euro la canción en internet, está condenado al fracaso, vender 12 canciones al mismo precio que te cuesta un compact completo en tienda, no deja de ser un robo, y dado que el concepto de “Álbum” ha desaparecido del mercado, un CD en la actualidad no deja de ser una recopilación de temas inconexos.
En el fondo la problemática es la misma que la de las copias de productos de marca que se venden en tenderetes y mercadillos, quien puede pagarse un Cavalli o unas Prada, no comprará burdas imitaciones, así mismo quien quiera disfrutar de una película en alta definición o de una sinfonía en Hi-Fi, no tirará de la mula para bajarse copias deficientes del original.
¿La solución?, calidad a precio justo, el oligopolio discográfico está carcomido y el mercado siempre acaba poniendo a cada uno en su sitio. Lo que está claro que por mucho que pataleen los de la S.G.A.E. si continúan por este camino, van directos al abismo, ellos y toda la troupe de cegatos que les siguen la murga.