Cada vez estoy más seguro de que vivimos en una matriz. Nacemos encajados en una célula de la que jamás podremos escapar, y no es algo imaginario. Llegamos al mundo en una tierra, en una cultura en una familia que no hemos escogido. Esta decidirá nuestra religión, nuestro idioma y en gran medida nuestro destino. En ese momento se nos entregan unas cartas, voluntad, inteligencia, sensibilidad, y salud. La familia que nos acoge, nos enseñará las normas de juego. Nos mostrará cómo aprovechar al máximo nuestras bazas. Nos inculcará el respeto a la reglas, y a nuestros compañeros de juego. Nos hará entender que la partida no se gana ni se pierde hasta la última baza y que lo importante no es ganar una partida si no acabar el juego con más fichas que cuando lo empezamos.
En resumen, nos dan unas cartas, unas fichas y nos enseñan a jugarlas mas o menos bién. Pero todo nos ha sido entregado, si somos constantes y voluntariosos, si luchamos hasta el último aliento, es porque lo hemos recibido en nuestros genes, a su vez, si no sabemos jugar, no tenemos fichas y hacemos trampas para sobrevivir, es porque no nos han dado ni cartas, ni fichas ni, nos han enseñado a jugar.
Mientras, los dueños del casino, cambian las normas según les interesa, los gobiernos, meros Croupier, nos controlan y nos vigilan, pero son simples instrumentos, ellos también pertenecen a la matriz aunque a veces finjan ignorarlo. El mundo está dirigido por unos cientos de personas que controlan al gran capital y a los estados ellos deciden donde conviene una revolución, una crisis o una guerra, cuantos merecemos vivir porque les somos útiles y cuantos no contamos ni como consumidores ni como productores. La pregunta es. ¿Quién, y desde donde les dirige a ellos?.
JUANMAROMO