Más que balnearios.
Los establecimientos se han modernizado y ampliado su oferta, superando la rehabilitación, curación o prevención de enfermedades, y convirtiéndose en centros de vacaciones de salud en los que es posible alternar los baños de lodo con la equitación, el tenis o el senderismo. Sin embargo, aún queda por hacer. Pese a ser éste un país con una notable riqueza de aguas mineromedicinales, tanto por su variedad como por su cantidad (2.000 manantiales) y calidad, aún no estamos al nivel de nuestros vecinos europeos.
El numero anual de agüistas en Italia sobrepasa los dos millones, mientras que Alemania alcanza los once millones de usuarios anuales. La razón principal es que en dichos países, y en otros como Francia o Portugal, la Seguridad Social corre con los gastos de las curas termales. En nuestro país, el termalismo social se comenzó a implantar en 1989, y hasta la fecha sólo está dirigido a pensionistas.
El agua, fuente de salud.
Si a la ubicación de los balnearios, en zonas de gran vegetación y aire puro, unimos la tranquilidad física y psíquica, la alimentación racional, y la liberación del alcohol, tabaco y medicamentos que propician, tenemos que son por sí mismos, un lugar ideal para recuperar la forma física y cierto grado de equilibrio mental. La actividad terapéutica del agua termal permite conjugar el descanso y el relax con la tonificación y la puesta a punto. Las curas termales son preventivas y curativas, al tiempo que contribuyen a la readaptación del paciente.
Las afecciones crónicas del aparato respiratorio, locomotor y digestivo son las más beneficiadas por los efectos del termalismo. Junto a estos tratamientos típicos, existen otros cada vez más solicitados: curas de adelgazamiento, belleza, celulitis o "rejuvenecimiento". Hay una gran variedad de técnicas de administración de las aguas mineromedicinales: bebida, duchas, lodos, masajes,.... Cada balneario utiliza unas u otras dependiendo del carácter del agua (sódicas, sulfuradas, ferruginosas, sulfatadas, bicarbonatadas, carbónicas, etc.) y de las instalaciones con que cuenta. Para lograr los beneficios deseados, las dolencias deben ser tratadas dos veces al año, en sesiones de 15 días. Sin embargo, hay casos como los tratamiento anti-estrés, muy de moda entre la gente joven, que se pueden realizar durante un fin de semana.
Termalismo y Tercera Edad.
El Inserso inició en 1989 un programa de termalismo social para facilitar a los pensionistas que lo necesiten, siempre por prescripción médica, la estancia en balnearios a precios reducidos. Unas 69.000 personas mayores se benefician anualmente de las propiedades curativas de las aguas termales, a unos precios que oscilan entre las 33.000 y las 40.000 pesetas. La estancia en los balnearios es de unos 15 días, e incluye alojamiento y pensión completa, así como los tratamientos termales básicos y una póliza de seguro. Para acceder al programa, el médico de cabecera acreditará la necesidad del tratamiento que se solicita, y la ausencia de contraindicaciones para recibirlo.
Una vez solicitada la plaza, médicos y técnicos del Inserso deciden si se puede optar a la misma, a través de unos baremos que tienen en cuenta las condiciones médicas, económicas y de edad. Las plazas se adjudican según la puntuación obtenida, los balnearios disponibles y los turnos solicitados. La arteriosclerosis, las afecciones del aparato respiratorio, litiasis (cálculos) e infecciones urinarias, y nefropatías intersticiales, son, junto a las enfermedades del aparato locomotor, las dolencias que con más frecuencia llevan a nuestros mayores a visitar un balneario.
Talasoterapia, con agua de mar
La finalidad de los centros de talasoterapia es parecida a la de los balnearios, la diferencia estriba en que su herramienta de trabajo es el agua de mar en vez del agua termal. Pereira, el periodista litereario de Tabuchi y que sostiene Mastroniani en el cine, acudía a las afueras de Lisboa a uno de estos centros. La talasoterapia reporta beneficios en afecciones reumáticas, estrés y cansancio, enfermedades de la piel y respiratorias, y trastornos gastrointestinales, entre otras dolencias. Asimismo, trata con las secuelas postraumáticas que dejan algunos accidentes. Estos centros emplean diversas técnicas de manera conjunta, por lo que además de las aplicaciones de agua de mar, aprovechan las virtudes curativas del sol (helioterapia), el aire (aeroterapia) y el viento (anemoterapia).
Las curas se complementan con masajes, gimnasia, reeducación funcional y control dietético. Un circuito libre de puesta en forma, que puede durar entre dos y tres horas cuesta unas 2.500 pesetas.
Indicaciones terapeúticas de las aguas minero-medicinales
Aparato digestivo, aparato respiratorio, riñón y vías urinarias, traumatología y reuma, sistema circulatorio, ginecología, sistema nervioso, dermatología.
* Sódicas: Estimulantes
* Sulfuradas: Acción beneficiosa sobre la piel, el aparato respiratorio y locomotor
* Ferroginosas: Favorecen la regeneración de la sangre. Mejoran los casos de anemia. Actúan sobre las enfermedades de la piel. Colaboran con los regímenes adelgazantes.
* Radioactivas: Efectos sedantes y analgésicos para combatir el estrés, la ansiedad y las depresiones.
* Sulfatadas: Lavantes y diuréticas.
* Bicarbonatadas: Problemas del aparato digestivo.
* Carbónicas: Estimulan el apetito y favorecen el buen funcionamiento del aparato circulatorio.
Contraindicaciones generales
* Infecciones en fase activa
* Cardiopatías descompensadas
* Insuficiencias hepáticas o renales graves
* Tumores malignos
* Hipertensión grave
* Enfermedades infecciosas
* Tuberculosis pulmonar y laríngea
* Dermopatías húmedas.