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lunes, 13 de septiembre de 2010

EL RESPETO EN LA PAREJA



Una forma para avivar la satisfacción en la pareja es la de preservar la individualidad. Para formar una pareja cada uno tiene que tener estabilidad personal y no hacer depender su bienestar personal del ser amado.
La comunicación empieza a través de la mirada, los silencios que se producen en las conversaciones, lo expresado tanto lo que se dice, cómo se dice y como lo  que no se atreven a verbalizar  tiene un sentido propio, pero ocasionalmente difíciles de interpretar. La clave para entenderlos y evitar que perjudiquen la relación está en saber qué los ha provocado. Una vez descubierto su objetivo, será mucho más fácil saber cómo actuar.
Los silencios en la pareja  a veces son incómodos, las mujeres esperan que sus parejas les expresen lo que sienten o piensan, aun cuando no lo hacen con palabras.  Una mirada  puede decir “te amo”, o “soy feliz contigo”. En la comunicación no verbal un abrazo, un beso, una caricia son manifestaciones sentimentales donde sobran las palabras.
Lo importante dentro de la pareja es el sentirse arropado por el ser amado. Saber reconocer los silencios, saber interpretarlos.
La reciprocidad en la pareja es necesaria para que una relación se lleve a buen término y funcione. En la convivencia de pareja entra en juego una serie de características individuales y personales.
En muchas ocasiones
los silencios pueden ser útiles si se aplican para reflexionar, razonar o digerir una situación. Esta actitud debe ser respetada. No se debe atosigar con un interrogatorio. Se puede preguntar si el motivo del silencio es para pensar sobre algo y ver si ese algo le atañe, porque a veces, los pensamientos pueden jugar malas pasadas y, sin querer, se pueden sacar conclusiones erróneas imaginando lo que le puede suceder a la otra persona.
Vivir en pareja es complicado puesto que cada uno de los miembros aporta el sistema de creencias inculcado desde la infancia, la vivencia en el hogar y la relación paterno-filial.
En la relación de pareja hay dos seres individuales que desean compartir una vida en común para formar un dúo,
un nosotros. Donde dos seres van  a crecer en ambos sentidos, a nivel personal teniendo un espacio individual como  en compartir en su relación interpersonal. Por ello es importante sentirnos respetados y valorados por la persona que comparte su vida con la mía.
La capacidad comunicativa es otra forma de realzar la relación a través de sonrisa, la complicidad en la mirada,  lo que denominamos la  comunicación verbal a través del dialogo y lo que se expresa de forma gestual.
La capacidad de retener y observar los buenos momentos en la pareja implica en una relación de pareja que el amor siga existiendo entre ellos. Se complica este aspecto cuando el  deseo de uno de los miembros de la pareja no acepta la forma de actuar del otro/a.
Cada miembro de la pareja tiene su manera de pensar e
intercambiar criterios enriquece a los dos miembros si se  respetan las diferencias de cada uno de ellos.  Aprender a transigir y  tolerar los defectos del otro. Hace relativamente poco tiempo a  las mujeres se les enseñaba desde pequeñas a contar y expresar sus sentimientos a los demás; por el contrario, a los hombres se les fortalecía a esconder sus emociones. Poco a poco eso se va disipando  y en las nuevas generaciones  expresan lo que piensan y sienten eliminando la hipocresía de las generaciones anteriores.
Negociar es la forma de conseguir resolver o buscar soluciones intermedias que van en beneficio de los intereses de los dos. Teniendo  en cuenta que es más productivo hablar de la conducta de la pareja, o sea, hablar de lo que hace, y no de lo que es. Un aspecto importante en la relación es reducir la coerción. Esta situación ocurre cuando los acompañantes consiguen sus necesidades y deseos a través de amenazas y exigencias, en vez de hacerlo por concesión mutua. Cuando los miembros de la  pareja se hacen peticiones mutuas es vital que las demandas sean expresadas de manera positiva. Hay que decir lo que cada uno quiere del otro para evitar caer en el poder adivinatorio de la otra persona.
Lo esencial en la pareja es escuchar atentamente al otro,  hablar sin acumular malos sentimientos. Expresarlos inmediatamente cuando ocurren, para que no se apilen y produzcan resentimientos.
El principio del amor es dejar que aquellos que queremos sean ellos mismos, y no tratarlos de adaptar a nuestra propia imagen, porque entonces solo amaremos el reflejo de nosotros mismos  en ellos.
 Silvia Navarro Ferragud

jueves, 1 de octubre de 2009

¡A LA HOGERA CON ELLOS!

No acostumbro a declararme “anti” nada. Estoy en contra de muchas injusticias, situaciones y costumbres que nos toca padecer en esta sociedad, pero cuando escucho algunos prefijos, se me ponen los pelos de punta. No ser “anti” abortista, no significa estar a favor del aborto, y no ser “anti” taurino significa que me gusten las corridas de toros.

Todo esto viene a cuenta porque últimamente movimientos con los que en principio simpatizo, parece que se creen portavoces de la verdad, y pretenden imponer por la fuerza sus muy laudables criterios.

Jamás he pisado una plaza de toros, la mal llamada “fiesta nacional” hiere profundamente la escasa sensibilidad que aún me queda, y los toreros más que héroes, me parecen reminiscencias de un pasado felizmente sellado. Pero de eso a salir a la calle a insultar e incluso a amenazar, hay un abismo.

Hace unas semanas, Serrat acompañó a Sabina a “La Monumental” de Barcelona a ver una corrida de Jose Tomás. Inmediatamente se desató una campaña de los “Ayatolas” en contra de ambos cantautores.

He aquí las declaraciones de ambos:

Serrat: Fui con mi amigo a los toros; quería acompañarle, era en mi ciudad, e iría con él adonde hiciera falta. No soy taurino. Acompañé a mi amigo.

Sabina: Mi taurinismo es lo único que me acerca a Goya o a Hemingway. Y mi torero es José Tomás. Ahora, estoy contra todas las corridas donde no está José Tomás. Y me pareció fatal lo del toro alanceado de Tordesillas y todas esas barbaridades de la España profunda y oscura.
Que cada uno saque sus conclusiones, pero yo hay cosas que no acabo de entender.

¿Se puede echar a la hoguera a alguien por acompañar a un amigo a los toros?, los Torquemadas de todas las causas están dispuestos a “carbonizar” a cualquiera que no observe religiosamente el dogma, y acompañar a un amigo a un aquelarre es suficente para desencadenar la cólera de dios.

Parece ser que el dialogo está en vías de extinción, el respeto por los demás y por sus ideas es una “rara avis” que pronto desaparecerá de nuestro entorno. El “o conmigo o contra mí” está tomando carta de naturaleza en esta sociedad cada vez más crispada e insolidaria.

No me gustan los toros y mucho menos las salvajadas que se perpetran en determinados pueblos de la España profunda, pero menos me gustan aún los mesianismos de algunos colectivos que pretenden imponernos sus convicciones a machamartillo. La base de la sociedad es el respeto, si somos incapaces de respetar las opiniones de nuestros vecinos esto puede acabar peor que el rosario de la aurora… Incluso a pleno dia.