“La ternura es el rescoldo de la pasión, cuídala y te dará luz sin cegarte y calor sin quemarte”
Es cierto que el “enamoramiento” tiene fecha de caducidad, de hecho es un periodo de adicción a una persona durante el cual se pierde la objetividad y que en caso de separación causa los mismos síntomas que el síndrome de abstinencia, nuestro cortex cerebral quiere asegurarse una permanencia de la pareja durante los años justos para criar mínimamente a los hijos y después nos libera de las ataduras para poder crear una nueva prole, el problema es que en la sociedad humana hace falta media vida para sacar adelante a nuestros “cachorros”, la naturaleza no puede evolucionar a la velocidad de las costumbres y se produce un desfase susceptible de crear serios problemas.
Por otra parte, comparar el acto del amor con un vulgar ágape me parece del todo inapropiado. Durante la ceremonia del amor, todos los sentidos y todas nuestras potencias se implican al máximo, yo diría que es el momento culminante en el que todo nuestro ser entra en una catarsis sublime. Yo lo compararía con un concierto en el que se interpreta una sinfonía única e irrepetible.
Eso me ha llevado a la reflexión de que los grandes maestros interpretan sus obras maestras con el mismo instrumento, un violín, un chelo, una guitarra que les acompaña durante toda su vida y al que son capaces de arrancarles notas divinas, pueden interpretar mil veces la misma sonata, el mismo nocturno, pero siempre será único e irrepetible, porque cada interpretación es un recreación, así mismo, jamás dejaran que nadie mancille sus tesoros, los cuidarán y los protegerán con mimo contra todo mal.
Así concibo yo el amor, como un acto irrepetible y único en el que cada vez nos recreamos a nosotros mismos, podemos tocar miles de veces el mismo instrumento, pero siempre sonará e una manera diferente, diferente y mejor.
Juanmaromo