Llevamos meses debatiendo sobre la alimentación del cuerpo, sobre los venenos que lo intoxican, sobre los remedios que lo purifican, pero nadie parece preocuparse del alma. El ser humano, como así lo entendía la medicina tradicional, es un conjunto indisoluble de alma y cuerpo que se interrelacionan íntimamente. Está demostrado que el sistema inmune depende íntimamente del estado de ánimo, las personas positivas, relajadas y en paz, son mucho más resistentes a las enfermedades que las estresadas, infelices o marginadas, entonces ¿porque no nos preocupamos de la salud del alma?.
El alma también necesita alimentos y es sensible a tóxicos y venenos pero ¿cuales son los alimentos del alma?. El amor es el alimento básico, la energía de la que se nutre el alma, amor universal, amor a la vida, amor hacia uno mismo, todo lo que hacemos por y con amor nos transforma y nos hace mejores. El amor en todas sus facetas, piedad, compasión y generosidad nos purifican y nos elevan por encima de nuestra miserias, sentirnos amados es el mejor antídoto contra la depresión, la mejor vacuna contra todas las enfermedades.
Necesitamos ser aceptados, comprendidos, respetados y sobre todo, amados, una persona segura de si misma es inexpugnable a la desesperación y a la apatía, las puertas de entrada a todo tipo de enfermedades. Debemos apartarnos de la gente tóxica, envidiosos, aduladores, explotadores, falsarios, seres ponzoñosos que contaminan cuanto tocan y que pueden envenenarnos y arrastrarnos a la enfermedad, contra ellos hay que esgrimir el perdón, la firmeza y la distancia y rodearnos de gentes positivas con las que intercambiar sentimientos, emociones y proyectos comunes que nos ayuden a hacer nuestro camino mucho más provechoso.
Ama a quien puedas todo lo que puedas, ríe hasta las lagrimas, llora hasta vaciar tus sentinas, el secreto de la vida es entregar lo mejor de uno mismo, porque todo lo que no compartimos, al igual que las aguas estancadas, se acaba pudriendo.
JUANMAROMO