Los medios de comunicación corporativos, como ocurre en todos los países capitalistas del mundo le venden su tiempo a los anunciantes publicitarios. El dinero que obtienen es mayor en la medida en que le garantizan a esos anunciantes que sus propagandas serán vistas por un mayor número de televidentes, lectores, radioescuchas, navegantes de la red que si las transmitieran en otros medios de la competencia. Una vez que los anunciantes tienen acceso a los usuarios se encargan, a su vez, de enviarnos mensajes publicitarios para incitarnos a comprar. La guerra por obtener audiencia es encarnizada y como ya se sabe en todas las guerras lo primero que muere es la verdad.
La respuesta a la pregunta ¿Cuál es el uso que le dan los dueños de los medios corporativos a la creatividad de sus trabajadores?, la responde indirectamente uno de los personajes más importantes del ámbito de la televisión francesa, Patrick La Lay presidente de la corporación de televisión privada Tele France 1 así:
“Nuestros programas tienen la intención de volver disponible [el cerebro del espectador]; es decir, divertirlo y distenderlo, para prepararlo entre dos mensajes. Lo que le vendemos a Coca-Cola es tiempo de cerebro humano disponible. Nada más difícil de lograr que esa disponibilidad”
Cuando estamos viendo, leyendo, oyendo o navegando en los medios de comunicación corporativos somos lo que se vende y se compra en el mercado del tiempo de cerebro humano disponible, es bueno recordarlo.
El Modelo de Develación de la Propaganda de Edward Hermann y Noam Chomsky, expuesto en su libro Manufacturing Consent: The Politic Economy of the Mass Media, nos ayuda a pensar la relación entre medios corporativos y publicidad. Es útil para describir, analizar y predecir el comportamiento de los medios de comunicación corporativos.
“Es un esquema de análisis en el que se intenta explicar el desempeño de los medios de comunicación de Estados Unidos en función de sus estructuras institucionales básicas y de las relaciones dentro de las que ellas operan”, lo cual identifica claramente que “además de otras funciones los medios son utilizados para hacerle propaganda a los poderosos intereses político-económicos que los controlan y los financian”
Uno de los autores, Edward Hermann, afirma, a partir de sus investigaciones sobre las relaciones institucionales de las corporaciones mediáticas, que el factor determinante los medios de comunicación dominantes -en los Estados Unidos- es que se encuentran incrustados firmemente en la economía de mercado.
Son negocios que necesitan obtener ganancias, pertenecen a gente muy adinerada o a otras compañías y son muy dependientes de los anunciantes, que a su vez también son entidades que para aumentar su rentabilidad requieren que sus anuncios aparezcan en un ambiente que apoye las ventas.
En cuanto a las fuentes de información los medios se inclinan excesivamente ante las provenientes del gobierno así como de las empresas privadas más importantes. Además con frecuencia se pliegan ante ellas también para recibir directrices referentes a la manera como debe entenderse la eficiencia en el trabajo mediático (de los medios de comunicación) y para recibir otras en materia política que suelen ser la expresión de intereses coincidentes entre los dueños de los medios y las corporaciones con las que interactúan. Todo lo cual da lugar un alto grado de complicidad entre los gobiernos, los medios y otras corporaciones de negocios la cual prevalece sobre funciones esenciales como por ejemplo la de mantener correcta y oportunamente informada a la población sobre temas de relevantes.
Además -continúa Hermann- los gobiernos y los negocios no mediáticos que ocupan posiciones dominantes y son lo suficientemente ricos presionan a los medios con la amenaza de retirar sus anuncios de televisión, y con otros procedimientos de ataque directos e indirectos. El medio está sujeto también a la ideología dominante, notablemente anticomunista antes y durante la guerra fría, y que fue movilizada con frecuencia para inducir su apoyo -o para limitar sus críticas- a los Estados Unidos o a los ataques a los estados pequeños que fueron tachados de comunistas. En la actualidad Hermann encuentra que la ideología no es declaradamente anticomunista sino que es defensora a ultranza de las decisiones del gobierno.
Autor: JAIME RODOLFO RAMÍREZ