Con esta votación sepone punto final a un proceso que el Parlament ha vivido con intensidad durante un año y medio. La continuación se luchará ahora en otras plazas: los protaurinos han anunciado que llevarán la prohibición al Tribunal Constitucional, y el PP intentará modificar leyes estatales para evitar la prohibición. La plataforma Prou!, promotora de la abolición, seguirá también su camino defendiendo los derechos de los animales, pero con una victoria en su haber. Los empresarios taurinos también tendrán trabajo: negociar con la Generalitat las indemnizaciones por el fin de la Fiesta, que cifran en unos 300 millones de euros.
El último debate ha repetido las tónicas que se han visto todo este tiempo. Los partidos con el voto decidido han jugado de forma diferente: PP y Ciutadans han acusado a los grupos nacionalistas de votar por la abolición por motivos identitarios, argumentando que los correbous, el festejo taurino catalán, quedan intactos; ERC e ICV los han rebatido, y han descrito con detalle el sufrimiento que vive el animal en la plaza. Los cuatro partidos han lanzado en sus proclamas peticiones a los diputados para que inclinaran su voto. CiU y PSC han jugado a recoger todas las opiniones. Más ambiguo el nacionalista Josep Rull, aplaudido tanto por taurinos como por antitaurinos, que el socialista David Pérez, reconocido taurino, que ha intentado hasta última hora convencer a sus compañeros de filas. No lo ha logrado.
Esta ha sido una de las votacionesmás esperadas de la legislatura, conmás de 300 periodistas acreditados. Fuera del Parlament, los antitaurinos han celebrado emocionados el triunfo. Los protaurinos, con pesadumbre y cariacontecidos.