Por si alguien lo ponía en duda, en estos últimos días se está demostrando que “El Gran Hermano” existe. Muerto ya Napoleón, el cerdo marxista-leninista, los nuevos propietarios han dejado la gestión de la granja a un grupo de capital-riesgo que trabaja a comisión y están dispuestos a recuperar el tiempo perdido.
El negocio ya no está en ordeñar a las vacas, eso lo dejan para los pequeños empresarios, el negocio consiste en especular con la leche, los huevos y todos los productos que sean susceptibles de ser manipulados. Han creado enormes almacenes donde guardan la producción a la espera de que la carencia haga subir los precios.
No importa que la gente pase hambre, para eso son los parias de la tierra, luego, sin previo aviso, lanzan al mercado todos sus stocks, arruinando a los pequeños comerciantes que habían comprado a un precio abusivo.
Pero lo mejor de todo, es que han hecho creer a los habitantes de la factoría, que son ellos los propietarios. Les venden acciones a cambio de un aumento de la productividad y los pobres animalicos, trabajan con ahínco esperando el cobro de los dividendos, o los magros intereses que a modo de limosna les dan una vez al año.
Las pantallas estratégicamente instaladas, les informan de como aumenta el valor de sus acciones y el precio de sus pocilgas, y ellos, trabajan de día y noche para ser más y más ricos.
Con tanto trabajo, no tienen tiempo de educar a sus crías, pero no hay problema, el sistema los va moldeando a base de telebasura y consumismo masivo, hay que preparar a las nuevas generaciones para que no pongan en duda la bondad del sistema.
Un día, sin previo aviso, las pantallas de El Gran hermano dan la voz de alarma, las acciones ya no valen nada, el valor de sus chozas se ha reducido a la mitad, y los almacenes de pienso están vacios. ¿Habrá sucedido un cataclismo se preguntan atemorizados?, pero no, por las ventanas de la granja todo se ve como antes, el campo sigue verde, y el sol continua brillando en el cielo.
Desde hace unos días, les han recortado la ración y han corrido los rumores de que aquellos que ya no puedan trabajar, serán sacrificados a los pocos meses. Se han levantado algunas voces de protesta, pero los perros de presa están al quite para acabar con los contestatarios.
Los nuevos monitores TDT, con mejor imagen y calidad de sonido, avisan que hay que trabajar el doble por una ración aún más magra para reponer los almacenes, mientras muchos de los pobladores de la factoría, tienen que dormir en la calle porque les han embargado sus cubiles.
Los propietarios están viajando entre paraísos fiscales colocando sus beneficios a buen recaudo y planificando los nuevos ciclos para incentivar la productividad de su emporio. El gran capital, ya no es el empresario, ya no tiene apellidos, es un monitor omnipresente que da las órdenes, controla la bolsa y maquina las guerras a su conveniencia.
El nuevo gran hermano es todavía más poderoso, omnipresente y tiránico que el de Orwell, y la vieja granja se ha extendido por todo el planeta, llenando la tierra de purines y excrementos, talando las selvas y envenenando las aguas. Parece ser que los creadores del macro sistema informático, se olvidaron de incluir en el programa el algoritmo de que una vez agotado sistema, ya no teníamos a donde migrar, pero claro, al Gran Hermano no le preocupa, al fin y al cabo él es solo una máquina que se reproduce a sí misma.
JUANMAROMO