Cuenta la leyenda que tras ser arrojados del paraíso por un pecado de amor, Adán y Eva vagaban por entre los bosques refugiándose en cuevas y temiendo el ataque de las alimañas.
Una noche, mientras Eva lloraba desconsolada se le aparecieron las musas y así le hablaron.
- Te hemos oído llorar durante noches y días sin que nada ni nadie sea capaz de enjugar tu llanto, por eso te traemos este instrumento, es un regalo de los dioses y se llama lira, cada una de sus cuerdas expresa un sentimiento, y tensándolas y aflojándolas según la intensidad de tu alegría o de tu pena, podrás llorar sin derramar una lágrima o cantar sin que tu voz resuene. Llévala siempre contigo y tus cargas se harán más llevaderas.
Eva la tomó entre las manos y comenzó a tañer sus cuerdas, al momento se hizo el silencio en el bosque y hasta los pájaros bajaron de las ramas para escuchar tan celestial sonido.
Pasaron los tiempos y Eva siguió componiendo hermosas melodías tejidas con risas y llantos, con miedos y esperanzas, pero llegó un momento que ya no podía extraer nuevas notas, era como si la magia se hubiera acabado.
Un día en que Adán encontró la lira olvidada entre unas piedras, la tomó entre sus manos y apenas fue capaz de arrancarle unos sonidos discordes, pero a él le parecieron la más hermosa de las melodías. Cogió el instrumento y se fue a la cueva de Baco donde libaron y cantaron hasta perder el sentido. A la mañana siguiente sólo quedaba el caparazón de la tortuga, y unas cuerdas destrozadas, la música había muerto.
Cuando Eva la encontró, lloró amargamente por no haber sabido cuidar tan maravilloso legado y pensó que nunca más volvería a ser feliz, pero esa misma noche le visitaron de nuevo las musas y así le hablaron.
-No llores más mujer, en verdad que el regalo que te hicimos no podía expresar todos tus sentimientos, por eso hemos creado uno nuevo, un instrumento que será capaz de captar y mostrar todos los matices de tu alma infinita. La acariciarás entre tus dedos, la apretarás junto a tu pecho, y ella hablará, reirá y llorará por ti, y no temas por Adán, él será incapaz de arrancarle ni una sola nota ni de llevarla consigo. A partir de ahora la voz de tu corazón palpitará entre las cuerdas mágicas del arpa.
JUANMAROMO