¡Ya basta de seguirles el juego! ¡Ya basta de obedecer su batuta!. La humanidad no se divide en colores, ni en razas ni en idiomas, los pueblos no están separados por fronteras trazadas sobre el mapa según los intereses de nobles y monarcas, los pueblos están unidos por ríos, montañas y praderas, caminando por la tierra no hay nada que justifique estas divisiones arbitrarias.
La humanidad se divide entre opresores y oprimidos, víctimas y verdugos, señores y esclavos, se nos quiere hacer creer que somos ciudadanos libres, pero jamás un emperador tuvo el poder que en la actualidad ostentan los que manejan los hilos de las multinacionales y las entidades financieras, jamás un grupo de personas controló con mano tan despiadada el destino de toda la humanidad.
El poder siempre se ha asentado sobre la división del pueblo, ha fomentado las rivalidades, a potenciado las diferencias y ha sembrado el odio para poder manejarnos con saña, blancos contra negros, cristianos contra musulmanes, castellanos contra catalanes, mientras el pueblo se enzarzaba en discusiones sobre galgos o podencos, ellos se nos echaban encima y nos devoraban uno tras otro.
No les sigamos el juego, no entremos en una partida con las cartas amañadas, de un lado estamos los oprimidos, con papeles o sin ellos, los explotados de todos los países y etnias, los expoliados de cualquier lengua o creencia, del otro los sicarios de La City, los dictadores de Wall Street, los señores de la guerra, los verdugos de la paz.
El día que tomemos conciencia de que somos un solo pueblo hijo de la madre tierra, el día que unamos nuestras manos y nuestros corazones en una cadena indestructible, la humanidad habrá renacido de sus cenizas, mientras tanto, seguiremos sumidos en la era de las tinieblas.