La sabiduría es la lucidez que nos hace conformarnos sin resignarnos, asumir sin excusar , esperar sin claudicar. Nos permite apreciar lo que tenemos sin renunciar a lo que podemos lograr, nos enseña a mirar hacia atrás sin dejar de caminar hacia adelante, a compartir sin disputar, a cultivar la compasión, a fomentar la armonía, a arrancar el odio y sembrar el amor en nuestros corazones.
La sabiduría ama a la vida sin temer a la muerte, acalla el dolor y aparta el sufrimiento, comprende lo que no puede entender y sabe que de la más insignificante semilla germina el árbol más frondoso. La sabiduría en humilde pero no se humilla, ilumina pero no deslumbra, enseña pero no adoctrina, se expresa con pocas palabras a través de los gestos y los silencios.
El sabio no aconseja, da ejemplo de vida, convence sin retórica y jamás se impone , sabe que la semilla no germinará si cae en mala tierra. No es siervo de las riquezas porque solo se disfruta lo que se comparte y apenas nos llevamos lo que cabe en los bolsillos del alma.
El auténtico sabio no atesora conocimientos, cultiva el conocimiento, porque lo que en verdad es trascendente no se aprende en los libros, se transmite de padres a hijos y se enseña en la escuela de la vida.
Juanmaromo