Hubert Abraham Haddad, escritor
VÍCTOR-M. AMELA - 01/10/2010
Tengo 63 años. Nací en Túnez, de familia judía y bereber. Vivo en París desde los 5 años. Tengo una hija de 21 años. Estuve en las barricadas del 68, y hoy soy un libertario pragmático. Me conmueve la poesía sublime de místicos cristianos, judíos y musulmanes
¿Judío y bereber?
Sí.
¿Cómo es eso?
Bereberes y judíos vivían en el norte de Áfricadesde mucho antes de las invasiones arabo-islámicas del siglo VII d. C. Y mi familia, proveniente del sur de Túnez, es judeobereber.
¿En qué se refleja eso en la práctica?
Son de religión judía y costumbres magrebíes arabizadas: vestimenta, comida, idioma... Mis padres sólo hablan árabe.
¿Y en qué se advierte su judaísmo?
En su fe religiosa, en sus celebraciones. En Túnez sufrieron algunas persecuciones.
¿Y cuándo emigran a Francia?
Yo tenía 5 años, y no fue sólo por hostilidad antijudía, fue también por progresar...
¿Qué recuerda de su llegada a París? Que todo era muy gris y muy frío, hostil, desabrido, inhóspito... Vivíamos en una pieza minúscula, sin agua corriente... Fue duro.
¿Es usted hoy francés?
Sí, pero cada año que me toca renovar el documento de identidad, salen muchas pegas burocráticas, me piden papeles que no tengo... ¡Mi familia llegó sin nada!
¿Se siente tunecino, judío, bereber, francés o qué?
Un poco todo..., y también argelino, por mi abuela materna, Baya, que me contaba muchas historias...
Es una suerte esa identidad múltiple.
Sí: ¡yo podría vivir casi en cualquier sitio! Pero no sentir una identidad rotunda también me produce melancolía...
O se la hacen sentir...
Algunos me dicen: "¿Por qué escribe usted en francés si no es de aquí?". O esperan que escriba de aspectos exóticos, coloristas...
¿Ha sentido antisemitismo en Francia?
No, pero sí recelo al foráneo. ¡Lo de Sarkozy con los gitanos rumanos es de un populismo escandaloso! Y me ha impactado mucho una anécdota reciente...
Cuente.
Unos gitanos alojados en la ruinosa estación de Bobigny fueron expulsados por los gendarmes, que les destruyeron todo... ¡porque había que adecentarla para conmemorar la deportación de judíos desde ese lugar!
Qué ironía.
Yo combatí en las barricadas de Mayo del 68, y creo que contribuimos a dulcificar rigideces sociales, pero... hay aspectos que siguen entroncados con la Francia de Vichy.
¿Qué historias le contaba su abuela?
Había emigrado a Francia en 1939, sin sospechar que Francia entregaría a sus judíos a los nazis. A mi abuela y a mi madre (era muy niña) las escondió en su granja una familia campesina: eso las salvó. Y pudieron volver a Túnez. Mi abuela me hablaba de un lugar mítico, maravilloso: Palestina.
¿Qué significaba Palestina para ella?
El jardín del Edén, el paraíso terrenal. ¡Lloraba por ese lugar que no conocía! Como otros judíos del mundo: "El año que viene, ¡en Palestina!". Por eso, cuando en 1947 nació el Estado de Israel, fue un éxtasis.
¿Qué pasó?
¡Era el sueño hecho realidad! Mi familia experimentó un furor patriótico-religioso.
¿Cuándo supo que había un conflicto?
De niño yo ayudaba a mi padre, feriante, y nos codeábamos con árabes, y todos tan amigos. Pero en 1967, con la guerra de los Seis Días, todo cambió: ¡árabes y judíos se liaron a adoquinazo limpio en el barrio!
¿Qué decía su padre?
Era un hombre sencillo, convencido de que Israel era divino y sagrado. Tomó todo el dinero que teníamos, se lo metió en zapatos de doble suela ¡y lo llevó a Israel!
¿Todos los ahorros?
Lo dio todo. Una pequeña fortuna. ¡Quedamos empobrecidos! Pero luego se desesperó cuando mi hermano mayor, Michael, quiso marcharse a un kibutz a Israel con 17 añitos: para impedirlo, salía a la calle llorando y rasgándose las vestiduras...
Estampa muy bíblica.
Mi hermano partió al cumplir 18 años. Era un chico culto, sensible; gracias a él entraron libros y discos en casa y yo leí... En Israel se convirtió en pintor reconocido...
¿Se implicó en la vida israelí?
Basculó hacia posiciones pacifistas, repartió pasquines en favor de la paz..., ¡y sus conciudadanos quisieron lincharle! Se apartó a vivir como un ermitaño en una cabaña entre olivos, a las afueras de Jerusalén...
¿Qué le contaba él de todo eso?
Que compartía la cabaña con una serpiente venenosa y que se entendían... Se dejó el pelo largo, se abandonó... y se trastornó.
¿Qué hace su hermano hoy?
Mi hermano se suicidó.
Lo siento.
Regresó a París con 27 años... ¡y le detuvieron por desertor! No había hecho la mili. Se hundió. Al salir, se compró un fusil, dejó una carta en el buzón y se voló la cabeza.
...
Esto me conmocionó, cambió mi vida: me separé, me aparté... Durante años no quise saber nada del conflicto palestino-israelí.
¿Y ahora?
Escribo para apoyar a israelíes y palestinos solidarios con la paz. Por mi hermano.
¿Son muchos?
Un 30% de israelíes y un 60% de palestinos.
¿Qué propone?
Un Estado para los palestinos. Luego, retroceso de colonias, acuerdos sobre agua, y cooperación cultural y económica. Israel recuperaría prestigio, respeto... Y sólo así volverá el alma a aquel rincón del mundo.
Sí.
¿Cómo es eso?
Bereberes y judíos vivían en el norte de Áfricadesde mucho antes de las invasiones arabo-islámicas del siglo VII d. C. Y mi familia, proveniente del sur de Túnez, es judeobereber.
¿En qué se refleja eso en la práctica?
Son de religión judía y costumbres magrebíes arabizadas: vestimenta, comida, idioma... Mis padres sólo hablan árabe.
¿Y en qué se advierte su judaísmo?
En su fe religiosa, en sus celebraciones. En Túnez sufrieron algunas persecuciones.
¿Y cuándo emigran a Francia?
Yo tenía 5 años, y no fue sólo por hostilidad antijudía, fue también por progresar...
¿Qué recuerda de su llegada a París? Que todo era muy gris y muy frío, hostil, desabrido, inhóspito... Vivíamos en una pieza minúscula, sin agua corriente... Fue duro.
¿Es usted hoy francés?
Sí, pero cada año que me toca renovar el documento de identidad, salen muchas pegas burocráticas, me piden papeles que no tengo... ¡Mi familia llegó sin nada!
¿Se siente tunecino, judío, bereber, francés o qué?
Un poco todo..., y también argelino, por mi abuela materna, Baya, que me contaba muchas historias...
Es una suerte esa identidad múltiple.
Sí: ¡yo podría vivir casi en cualquier sitio! Pero no sentir una identidad rotunda también me produce melancolía...
O se la hacen sentir...
Algunos me dicen: "¿Por qué escribe usted en francés si no es de aquí?". O esperan que escriba de aspectos exóticos, coloristas...
¿Ha sentido antisemitismo en Francia?
No, pero sí recelo al foráneo. ¡Lo de Sarkozy con los gitanos rumanos es de un populismo escandaloso! Y me ha impactado mucho una anécdota reciente...
Cuente.
Unos gitanos alojados en la ruinosa estación de Bobigny fueron expulsados por los gendarmes, que les destruyeron todo... ¡porque había que adecentarla para conmemorar la deportación de judíos desde ese lugar!
Qué ironía.
Yo combatí en las barricadas de Mayo del 68, y creo que contribuimos a dulcificar rigideces sociales, pero... hay aspectos que siguen entroncados con la Francia de Vichy.
¿Qué historias le contaba su abuela?
Había emigrado a Francia en 1939, sin sospechar que Francia entregaría a sus judíos a los nazis. A mi abuela y a mi madre (era muy niña) las escondió en su granja una familia campesina: eso las salvó. Y pudieron volver a Túnez. Mi abuela me hablaba de un lugar mítico, maravilloso: Palestina.
¿Qué significaba Palestina para ella?
El jardín del Edén, el paraíso terrenal. ¡Lloraba por ese lugar que no conocía! Como otros judíos del mundo: "El año que viene, ¡en Palestina!". Por eso, cuando en 1947 nació el Estado de Israel, fue un éxtasis.
¿Qué pasó?
¡Era el sueño hecho realidad! Mi familia experimentó un furor patriótico-religioso.
¿Cuándo supo que había un conflicto?
De niño yo ayudaba a mi padre, feriante, y nos codeábamos con árabes, y todos tan amigos. Pero en 1967, con la guerra de los Seis Días, todo cambió: ¡árabes y judíos se liaron a adoquinazo limpio en el barrio!
¿Qué decía su padre?
Era un hombre sencillo, convencido de que Israel era divino y sagrado. Tomó todo el dinero que teníamos, se lo metió en zapatos de doble suela ¡y lo llevó a Israel!
¿Todos los ahorros?
Lo dio todo. Una pequeña fortuna. ¡Quedamos empobrecidos! Pero luego se desesperó cuando mi hermano mayor, Michael, quiso marcharse a un kibutz a Israel con 17 añitos: para impedirlo, salía a la calle llorando y rasgándose las vestiduras...
Estampa muy bíblica.
Mi hermano partió al cumplir 18 años. Era un chico culto, sensible; gracias a él entraron libros y discos en casa y yo leí... En Israel se convirtió en pintor reconocido...
¿Se implicó en la vida israelí?
Basculó hacia posiciones pacifistas, repartió pasquines en favor de la paz..., ¡y sus conciudadanos quisieron lincharle! Se apartó a vivir como un ermitaño en una cabaña entre olivos, a las afueras de Jerusalén...
¿Qué le contaba él de todo eso?
Que compartía la cabaña con una serpiente venenosa y que se entendían... Se dejó el pelo largo, se abandonó... y se trastornó.
¿Qué hace su hermano hoy?
Mi hermano se suicidó.
Lo siento.
Regresó a París con 27 años... ¡y le detuvieron por desertor! No había hecho la mili. Se hundió. Al salir, se compró un fusil, dejó una carta en el buzón y se voló la cabeza.
...
Esto me conmocionó, cambió mi vida: me separé, me aparté... Durante años no quise saber nada del conflicto palestino-israelí.
¿Y ahora?
Escribo para apoyar a israelíes y palestinos solidarios con la paz. Por mi hermano.
¿Son muchos?
Un 30% de israelíes y un 60% de palestinos.
¿Qué propone?
Un Estado para los palestinos. Luego, retroceso de colonias, acuerdos sobre agua, y cooperación cultural y económica. Israel recuperaría prestigio, respeto... Y sólo así volverá el alma a aquel rincón del mundo.