El cierre de la
plataforma de bitácoras "La
Comunidad de El País" por parte de Prisa, es una prueba
más de nuevo rumbo que esta cadena ha tomado tras la toma de poder por parte de
Cebrian. La Comunidad
llegó a ser la más importante y rica plataforma de bloqueros en lengua
española, una pleyade de escritores, poetas y amantes de las artes publicaban a
diario cientos de artículos y compartían amistad y conocimientos pero aunque la
idea fundacional fué muy acertada, nunca llegó a funcionar debidamente.
El grupo Prisa nunca se tomo demasiado en serio a sus
blogueros a pesar de los cientos de miles de visitas diarias que La Comunidad recibía con el
consiguiente apoyo publicitario que esto suponia para el diario, lentitud
aberrante, invasiones de spam incontrolado y cuelgues continuos hicieron que
muchos de sus blogueros emigraran a otras plataformas más impersonales pero más
eficientes. En los últimos meses era imposible publicar nada, miles de spam llenaban los muros sin que la dirección
hiciera nada por evitarlo, estaba claro que la suerte estaba echada.
Pero lo que más me duele ha sido la nocturnidad y alevosía
conque se ha procedido al cierre, en pleno mes de Agosto y sin margen de tempo
para maniobrar,
Si nos hubiesen advertido con tiempo podríamos haber copiado
íntegramente nuestros blogs, hay programas gratuitos que así lo permiten
conservando incluso los comentarios, pero a cambio se nos han enviado unos
archivos que en la mayoria de los casos no han servido para nada, toda una
falta de respeto al trabajo de miles de personas que invirtieron años de
ilusiones y tiempo en su creación.
Yo personalmente he ordenado a mi asociación que retire la
suscripción al País y aconsejado a sus miembros que hagan lo mismo, una empresa
que desprecia a sus colaboradores no merece ni el respeto ni la colaboración de
quienes en ella confiaron.
Muchas gracias Sr Cebrián, si le digo que me ha decepcionado
como empresario y como persona supongo que le resbalará por el lomo, hubo un
momento en que hasta le admiré, pero veo que como tantas otras veces, me
equivoqué de persona.
JUANMAROMO