Este fin de semana me sorprendió una noticia de esas que dejan huella, Mossen Jaume Reixach, párroco de Riells , esta involucrado en un asesinato perpetrado en su casa de Blanes cuyo móvil parece claramente pasional, no quiero entrar en detalles escabrosos porque la prensa ya está aireando el tema y la policía ya ha imputado al sacerdote tras encontrar en su domicilio drogas y material pornográfico homosexual.
Mossen Reixach fue mi profesor en El Collell, llegó al internado como un soplo de aire fresco barriendo telarañas ancestrales y abriendo las ventanas a la luz. Nos ponía música de Los Beatles, comentaba las noticias de la prensa y siempre estaba abierto al dialogo, el resto de los curas se rasgaban las sotanas cuando lo veían jugar a tenis en pantalón corto como un alumno más, era un hombre de un gran carisma y empatía. Tras mi marcha forzada del colegio, supe que fue nombrado rector, con los años perdí su pista pero no su recuerdo, siempre pensé que lo vería convertido en obispo de Girona y qioen sabe si en cardenal.
Hace unos años, paseando un fin de semana por Riells del Montseny visitamos la ermita y cual no sería mi sorpresa al ver que el párroco era ni más ni menos que Mosen Reixach... ¿Porque había sido desterrado y apartado de lo que prometía ser una brillante carrera?, la respuesta me llegó como un trallazo a través de la prensa.
Esta mañana, tras leer el sumario, recapacitaba sobre las debilidades del ser humano y sobre la tiranía que el celibato impone a los sacerdotes católicos, la mayoría de los delitos cometidos por los miembros de la curia están motivados por la represión y por el componente homosexual que subyace en muchos de sus ministros y que en muchas ocasiones les lleva a cometer delitos que de otra forma jamás hubieran perpetrado.
No estoy justificando nada, todos somos responsables de nuestros actos, pero la reflexión me lleva a pensar, que si La Iglesia quiere acabar con estas tragedias, debe cambiar radicalmente de política, de lo contario, los colegios y las parroquias siempre serán un lugar peligroso para nuestros niños y adolescentes y un refugio de pederastas que no solamente son verdugos, también, son víctimas del sistema.
JUANMAROMO