Micah Paul Hinson, cantautor y guitarrista
IMA SANCHÍS - 19/11/2010
Tengo 29 años. Nací en Memphis y vivo en Texas. Estoy felizmente casado desde hace tres años. Creo en el sueño americano, esa posibilidad de ir de la nada al absoluto. La religión me hace pensar en edificios sin ventanas, y la espiritualidad, en libertad. Creo en un poder superior
¿Cuál era su sueño infantil?
Crear algo y que eso pudiera conmover a alguien.
Pues lo ha conseguido.
... Y me siento extraño, porque mi vida ha dado muchas vueltas.
Ha visitado el infierno.
Sí. Moteles de mala muerte, amores destructivos, drogas y cárcel.
¿Por qué?
Quería ser mayor. No supe valorar lo bueno que es ser un niño con unos buenos padres al lado. En cuanto entré en la adolescencia empecé a escaparme de casa y hacer todas esas cosas que suponía de hombre.
¿Cómo se sentía?
Perdido. Uno de mis grandes amigos murió. Mi padre estaba muy enfadado conmigo, mis andanzas afectaban a su trabajo de profesor de psicología. Mi madre estaba decepcionada, aunque siguió dándome amor. Pero en el fondo fueron buenos tiempos porque aprendí mucho.
¿Qué?
Que la vida se puede ir en cualquier momento: un segundo estás y al otro no estás. Yme fui dando cuenta de lo que realmente hace falta para ser un hombre de verdad.
¿Qué hace falta?
Comprender el amor, ser empático, sentir compasión; todo eso que se puede resumir en no ser egoísta.
¿Cuándo empezó a consumir drogas?
Mi hermano mayor las consumía y yo le imité. La primera vez que fumé marihuana tenía 11 años; a los 12 consumía LSD y a los 17 me expulsaron del instituto. Me fui a Denton (Texas) a trabajar de pizzero, y empecé a componer canciones.
Yse lio con la ex modelo viuda del guitarrista de Tripping Daisy.
Sí, años mayor que yo. Pasábamos el día tomando valium y otras drogas potentes de venta en farmacias. Tuve una sucesión de malas relaciones con mujeres egoístas que fueron convirtiéndome en un monstruo. Relaciones que estaban en un lugar entre la destrucción y el envenenamiento.
Usted las eligió.
Mi mayor influencia era Bukowsky, lo leía y releía continuamente: un mal ejemplo.
Le tentaba el lado oscuro.
Creo que lo llevo en la sangre.
¿?
Mi abuelo materno pegaba a su mujer, la trataba como una esclava. Mi abuelo paterno era un promiscuo, parecido a Bukowsky, y físicamente idéntico a mí. Murió muy joven ymi abuela comenzó a tener ataques de epilepsia y a acostarse con curas. Cuando se casaron, él tenía más de 40 años y ella 16. Hay una gran nube negra que sigue a mi familia.
¿Se ha librado de ella?
No estoy fuera de la oscuridad, pero ahora mi vida es mucho más brillante, y lo he conseguido siendo honesto, reconociendo que mi abuelo materno era un racista y que mi abuelo paterno, además de promiscuo, era un drogadicto, nada admirable.
¿Conoció a su abuela paterna, la mujer del bukowskiano?
Sí, murió muy pobre y estaba triste. Le gustaba tocar el piano, lo hacía en la iglesia. Creo que el interés por la música me viene de ella.
¿Por qué se emociona hasta el llanto cuando habla de su abuela?
Nadie me pregunta por ella... Tuvo una vida extraña, pero era buena. Y lloro porque arrastro un gran peso por todas estas cuestiones familiares. Recordarlas me ablanda.
Ha volcado ese peso en sus canciones.
Sí, aunque yo no escribo canciones autobiográficas.
La tristeza es universal.
Empecé a escribir canciones con 12 años. Gracias a la música me he ahorrado muchos psicólogos y he podido compartir con los demás esa tristeza de la que usted habla.
No le ha sido difícil triunfar.
La verdad es que no. Un amigo se llevó una maqueta casera de mis canciones a Manchester y un día recibí una llamada del dueño de un sello inglés. Me arreglaron el pasaporte y me enviaron un billete para que fuera a grabarlas. El álbum fue un éxito.
¿Le arreglaron el pasaporte?
Había estado detenido por falsificar recetas para conseguir drogas legales y no podía salir del país hasta que pagara las multas.
¿Cuántas veces le detuvieron?
Cuatro veces en medio año, una época oscura, pero nunca por causas violentas. Una vez, por robar un trombón.
¿A qué teme?
Al dolor. Tengo un problema crónico en la espalda que me provoca mucho dolor. Un amigo, bromeando, me dio un golpe en la espalda y me fastidió una vértebra. Llegué a perder la sensibilidad en las piernas, me operaron, y para paliar el dolor la única solución que los médicos han encontrado son las drogas de las que ya había salido.
Vaya con el destino.
Sí, ansiolíticos y codeína, pero ahora mi adicción es física y no mental. De todas maneras, debo decirle que la de Estados Unidos es una sociedad drogadicta, tenemos dependencia de los médicos y sus pastillas.
¿Qué ha entendido de la vida?
Que ser una persona amable es un gran paraguas que te permite luchar contra tus enemigos. Librarte del egoísmo te permite recibir cosas buenas.
¿Qué le sorprende?
Seguir vivo y hacer lo que hago ahora rodeado de gente que se preocupa por mí.
Crear algo y que eso pudiera conmover a alguien.
Pues lo ha conseguido.
... Y me siento extraño, porque mi vida ha dado muchas vueltas.
Ha visitado el infierno.
Sí. Moteles de mala muerte, amores destructivos, drogas y cárcel.
¿Por qué?
Quería ser mayor. No supe valorar lo bueno que es ser un niño con unos buenos padres al lado. En cuanto entré en la adolescencia empecé a escaparme de casa y hacer todas esas cosas que suponía de hombre.
¿Cómo se sentía?
Perdido. Uno de mis grandes amigos murió. Mi padre estaba muy enfadado conmigo, mis andanzas afectaban a su trabajo de profesor de psicología. Mi madre estaba decepcionada, aunque siguió dándome amor. Pero en el fondo fueron buenos tiempos porque aprendí mucho.
¿Qué?
Que la vida se puede ir en cualquier momento: un segundo estás y al otro no estás. Yme fui dando cuenta de lo que realmente hace falta para ser un hombre de verdad.
¿Qué hace falta?
Comprender el amor, ser empático, sentir compasión; todo eso que se puede resumir en no ser egoísta.
¿Cuándo empezó a consumir drogas?
Mi hermano mayor las consumía y yo le imité. La primera vez que fumé marihuana tenía 11 años; a los 12 consumía LSD y a los 17 me expulsaron del instituto. Me fui a Denton (Texas) a trabajar de pizzero, y empecé a componer canciones.
Yse lio con la ex modelo viuda del guitarrista de Tripping Daisy.
Sí, años mayor que yo. Pasábamos el día tomando valium y otras drogas potentes de venta en farmacias. Tuve una sucesión de malas relaciones con mujeres egoístas que fueron convirtiéndome en un monstruo. Relaciones que estaban en un lugar entre la destrucción y el envenenamiento.
Usted las eligió.
Mi mayor influencia era Bukowsky, lo leía y releía continuamente: un mal ejemplo.
Le tentaba el lado oscuro.
Creo que lo llevo en la sangre.
¿?
Mi abuelo materno pegaba a su mujer, la trataba como una esclava. Mi abuelo paterno era un promiscuo, parecido a Bukowsky, y físicamente idéntico a mí. Murió muy joven ymi abuela comenzó a tener ataques de epilepsia y a acostarse con curas. Cuando se casaron, él tenía más de 40 años y ella 16. Hay una gran nube negra que sigue a mi familia.
¿Se ha librado de ella?
No estoy fuera de la oscuridad, pero ahora mi vida es mucho más brillante, y lo he conseguido siendo honesto, reconociendo que mi abuelo materno era un racista y que mi abuelo paterno, además de promiscuo, era un drogadicto, nada admirable.
¿Conoció a su abuela paterna, la mujer del bukowskiano?
Sí, murió muy pobre y estaba triste. Le gustaba tocar el piano, lo hacía en la iglesia. Creo que el interés por la música me viene de ella.
¿Por qué se emociona hasta el llanto cuando habla de su abuela?
Nadie me pregunta por ella... Tuvo una vida extraña, pero era buena. Y lloro porque arrastro un gran peso por todas estas cuestiones familiares. Recordarlas me ablanda.
Ha volcado ese peso en sus canciones.
Sí, aunque yo no escribo canciones autobiográficas.
La tristeza es universal.
Empecé a escribir canciones con 12 años. Gracias a la música me he ahorrado muchos psicólogos y he podido compartir con los demás esa tristeza de la que usted habla.
No le ha sido difícil triunfar.
La verdad es que no. Un amigo se llevó una maqueta casera de mis canciones a Manchester y un día recibí una llamada del dueño de un sello inglés. Me arreglaron el pasaporte y me enviaron un billete para que fuera a grabarlas. El álbum fue un éxito.
¿Le arreglaron el pasaporte?
Había estado detenido por falsificar recetas para conseguir drogas legales y no podía salir del país hasta que pagara las multas.
¿Cuántas veces le detuvieron?
Cuatro veces en medio año, una época oscura, pero nunca por causas violentas. Una vez, por robar un trombón.
¿A qué teme?
Al dolor. Tengo un problema crónico en la espalda que me provoca mucho dolor. Un amigo, bromeando, me dio un golpe en la espalda y me fastidió una vértebra. Llegué a perder la sensibilidad en las piernas, me operaron, y para paliar el dolor la única solución que los médicos han encontrado son las drogas de las que ya había salido.
Vaya con el destino.
Sí, ansiolíticos y codeína, pero ahora mi adicción es física y no mental. De todas maneras, debo decirle que la de Estados Unidos es una sociedad drogadicta, tenemos dependencia de los médicos y sus pastillas.
¿Qué ha entendido de la vida?
Que ser una persona amable es un gran paraguas que te permite luchar contra tus enemigos. Librarte del egoísmo te permite recibir cosas buenas.
¿Qué le sorprende?
Seguir vivo y hacer lo que hago ahora rodeado de gente que se preocupa por mí.