Mostrando entradas con la etiqueta "ELECCIONES". Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta "ELECCIONES". Mostrar todas las entradas

lunes, 22 de noviembre de 2010

Cosecha gris y escasa


La verdad es que no se qué hacer el próximo fin de semana. Hace tiempo que no visito a mis amigos del Katxi de Morga, cerca de Gernika. Total son cuatro horas y media. Me cuentan que Roma estará más vacía el próximo fin de semana que el superpuente de la Constitución. Le daría una buena sorpresa a Massimo si me presentara sin avisar. Mis amigos de Borriana ya tienen las naranjas a punto. Un arroz en El Torreón y un paseo por las pequeñas avenidas de los naranjos. Esas son mis dudas para el domingo. Dudas de quien se sabe con la vida resuelta y ya solo se dedica a entrenarse con la muerte.

Pero todo eso sería una huida. Y no hemos llegado hasta aquí para hacer que no vemos. Mejor ir directamente a la supuesta fragua donde se forja el poder. Me sentaré en una silla frente a los colegios electorales y allí, entre percheros de batas pequeñas y de tizas de colores, tal vez volveré a sentir la ilusión democrática de cuando creíamos que nuestro voto servía para algo noble y no para alimentar quimeras verbales o para justificar la incompetencia. Esperaré a que llegue la hora del cierre y probablemente me sumergiré en la relectura de algún poemario de algún poeta preferiblemente desaparecido.
Y aún así, y a pesar de mi voto en blanco en el bolsillo, acabaré probablemente cayendo en el atavismo de emitir un sufragio fláccido y ritual, sin el orgasmo que me prometen los jóvenes socialistas, más por jóvenes que por socialistas. No caeré en el infantilismo de creer que mi no voto va a ser un castigo para nadie. Eso debe ser al fin y al cabo la esencia de la democracia: votar porque tenemos el privilegio de hacerlo y porque muchos antes de nosotros dieron su vida para que pudiéramos ejercer ese pequeño gran derecho. El deber de votar no viene de las leyes. Tiempo atrás provenía de un imperativo moral. Hoy nos atenaza con la curiosidad del jugador gafe. Votaremos, pues, sabiendo que sin duda vamos a perder. La abstención de hoy es una cosecha que se sembró hace años. Y los unos y los otros han sabido cultivarla bien.
 Joan Barril 

viernes, 19 de noviembre de 2010

Los amigos de Elena



 
 
Emma Riverola Escritora
Pasan los días y Elena sigue dudando. Como tantos votantes de izquierdas, anda con un papel en blanco en una mano y el nombre del partido que siempre ha votado en la otra. Esta semana expresó su dilema a los amigos y ahora está por hacer malabares con sus papeletas y escapar a algún refugio perdido en la montaña. Hubo quien se mostró decepcionado por el simple hecho de que aún dudara. Otro aseveró que, sin una derrota contundente, nadie pagará por los errores cometidos. Una voz propuso un ISO de políticos, pero ¿quién controla la calidad? También oyó gritos que llamaban a romper con todo y empezar de cero. Aparecieron sugerencias de escons insubmissos y de escons en blanc; incluso hubo quien abogó por Carmen de Mairena. Y otros, sencillamente, se proclamaron, ellos también, Elena.


Elena sigue sin sentirse implicada. Los mensajes de la campaña le llegan con sordina y, cuando alguno destaca, le saca los colores. Mejor ponerse una venda en los ojos, tapones en los oídos y tratar de dialogar consigo misma. Discernir si vota a personas o a programas, a metas o a tangibles. Y, de nuevo, decidir su lugar en la batalla. O tragarse el sapo de la decepción, darles su apoyo y, desde el interior de la urna, exigirles lealtad a los principios. O darles la espalda, dejar que pase la tormenta de arena, y esperar a que la travesía del desierto procure nuevos frutos.

sábado, 6 de noviembre de 2010

ELECCIONES Y CORRUPCIÓN

              
Se acerca una época de elecciones, y los partidos políticos velan sus armas para lanzarse a la contienda electoral. En estas campañas, se mueven millones de euros en gastos de propaganda, publicidad y logística, pero ¿de dónde sale este dinero?.
Al igual que los sindicatos, en este país, los partidos son económicamente insolventes, el bajo número de afiliados los hace inviables y deben recurrir  a la financiación externa.
Sin llegar a la cifras de los Estados Unidos, en España se giran cantidades impresionantes durante estos periodos, el estado subvenciona una parte pero no cubre ni de lejos los gastos, ¿de dónde sale el dinero necesario para financiar las campañas?.
En Usa, los grandes trusts económicos apoyan a uno o a otro candidato a cambio de mantener o aumentar sus privilegios de tal manera, que el presidente electo es un monigote en manos de quienes financian a su partido, pero ¿qué sucede en España?
Últimamente los casos de corrupción se han disparado no hay día en que no aparezca un nuevo escándalo, dejando aparte los casos de enriquecimiento personal, en muchas de estas corruptelas se esconde la financiación de los partidos, sobre todo en los municipios medianos, donde la recalificación de terrenos ha llegado a niveles escandalosos.
Los partidos de derechas, siempre tienen apoyos generosos a cambio de concesiones y favores a las grandes empresas y monopolios, mientras que los partidos de izquierda tienen que recurrir mayoritariamente a la cajas de ahorros para financiarse, como generalmente no pueden devolver estas sumas, se les condonan a cambio de una legislación más favorable a sus intereses y a los de sus diregentes, ¿cómo acabar con esta fuente de corrupción que salpica a políticos y partidos?
El estado debería regular por ley los costes electorales, poniendo un techo al alcance de todos, limitar la propaganda a los espacios gratuitos en las televisiones y cadenas de radio, y prohibir que los candidatos se anuncien como detergente en vallas y anuncios. Las campañas deberían limitarse a que cada grupo expusiera sus programa electoral y presentara las credenciales de sus candidatos sin más aditivos, de esta manera eliminaríamos una de las causas más importantes de corrupción y sometimiento de los poderes públicos a los bancos y grandes grupos económicos. Si los partidos políticos están endeudados o deben favores a la banca y a las grandes multinacionales, difícilmente podrán legislar para acabar con sus abusos y su posición de dominio.
El estado del bienestar está en peligro, y solo un gobierno sin ataduras con los grupos de presión podrá oponer la resistencia suficiente como para ponerlo a salvo, pero está visto que todo va a seguir en manos de los mismos, y los trallazos cada vez más fuertes para los burros de carga, que cada vez somos menos y cada vez más cansados.

JUANMAROMO