El juez de la Audiencia Nacional se despacha sobre los magistrados del alto tribunal. -"Me siento totalmente indefenso. ¿Dónde está mi presunción de inocencia?", se pregunta.- Denuncia que las cuentas de su esposa y una hija están siendo investigadas
Fue la entrevista en la que más claro ha expresado su postura respecto de las tres causas por prevaricación que tiene abiertas en el Tribunal Supremo. El juez Baltasar Garzón aprovechó ayer la última edición de Hoy, el programa de Iñaki Gabilondo en CNN+, para denunciar que se siente víctima de una cacería por parte de la Sala Penal del alto tribunal. Con la tranquilidad del que ya se sabe condenado de antemano, Garzón relató que tanto su esposa como una hija suya también han sido investigadas. "Me siento totalmente indefenso", dijo. "¿Dónde está mi presunción de inocencia?", añadió.
Garzón habló sin tapujos de cada una de las investigaciones que se siguen contra él en el Supremo. Cuando Gabilondo le preguntó cómo se le ocurrió meterse en el "jardín" de la Memoria Histórica, el juez respondió que sólo hizo lo que le imponía la ley. "Se denunciaron crímenes masivos, y un juez, ante eso, debe hacer lo que yo hice. Era obligado legal y éticamente".
Después explicó que el hecho de haber aceptado el caso podía ser fuente de discrepancias jurídicas, pero en ningún caso de prevaricación (dictar una resolución injusta a sabiendas de que lo es). "Puede haber jueces que discrepen y el asunto puede ser objeto de recurso. En el caso de la Memoria Histórica hubo tres magistrados de la Sala de lo Penal (de la Audiencia) que estaban en la misma línea que yo", dijo en referencia a Clara Bayarri, Ramón Sáez Valcárcel y José Ricardo de Prada, que redactaron votos particulares contra la resolución que cerró el caso.
Lo mismo, según el juez, ocurrió con la prevaricación que le imputan en el caso de los patrocinios del Santander durante su estancia como profesor en la Universidad de Nueva York. El Supremo investiga si Garzón cometió el delito al investigar una querella contra el presidente del banco, Emilio Botín, meses después de volver de EE UU, que después archivó. El magistrado lo negó rotundamente: "En ese caso se dio traslado al fiscal que informó a favor del archivo, y el juez, o sea yo, lo archivé. Ese archivo fue después confirmado por la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional y por el Tribunal Supremo", recordó.
"Yo no pedí el dinero, no gestioné el dinero, no recibí el dinero", afirmó respecto de los patrocinios del Santander y otras empresas. "No recibí ni un céntimo ajeno a mis honorarios como profesor de la Universidad de Nueva York. Yo agradecí esos patrocinios porque yo era el director del curso, pero es la Universidad de Nueva York la que gestiona esos fondos. Ni los toqué ni supe lo que se hizo con ellos". Después denunció que el Supremo está indagando en este caso las cuentas de su mujer y de una hija. "Todavía no sé de qué se me está investigando", subrayó.
Garzón también se refirió al caso Gürtel, por cuya investigación el Supremo le ha abierto una tercera causa por supuesta prevaricación al intervenir las conversaciones de los cabecillas de la trama con sus abogados en la cárcel. "Una vez que estaban en prisión los presuntos responsables y ante los datos de que utilizarían a personas del exterior para mover y continuar aprovechándose de los fondos ilícitos, blanqueando dinero, lo que hice, de conformidad con el fiscal y con el juez que me sustituyó en el Tribunal Superior de Justicia de Madrid [el actual instructor del caso, Antonio Pedreira] fue intervenir sus comunicaciones", dijo.
Después añadió: "Se protegió el derecho de defensa y no se puede decir que eso era solo una 'cláusula de estilo", como calificó su resolución el magistrado del Supremo que instruye esta tercera causa, Alberto Jorge Barreiro. "¿Cómo vamos a hacer compatible la investigación de los delitos gravísimos que se estaban cometiendo con el hecho de que los cabecillas los siguieran cometiendo en prisión a través de contactos con el exterior?".
También en este caso, Garzón insistió en que su decisión podía ser objeto de diversas interpretaciones jurídicas, pero en ningún caso de prevaricación. "El Tribunal Superior de Justicia de Madrid decidió por dos votos a uno que esas intervenciones debían ser anuladas". "Además, no hay un solo dato que avale que yo utilicé esas escuchas para laminar el derecho de defensa. ¿Dónde está mi presunción de inocencia?", resumió.
Pero donde Garzón fue realmente duro fue cuando Gabilondo le preguntó si se sentía objeto de una cacería. "Alguna vez me preguntaron si me sentía condenado y yo dije que sí, aunque todavía no lo estoy". Recordó que en la Sala de lo Penal del Supremo hay siete magistrados que han rechazado todos y cada uno de los recursos que ha presentado. "Ese tribunal es el que me va a juzgar, pero hay una serie de actos que ya han creado un prejuicio. La imparcialidad que debe tener ese juicio está ya descartada. Han tomado postura respecto de mí".
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Después explicó que el hecho de haber aceptado el caso podía ser fuente de discrepancias jurídicas, pero en ningún caso de prevaricación (dictar una resolución injusta a sabiendas de que lo es). "Puede haber jueces que discrepen y el asunto puede ser objeto de recurso. En el caso de la Memoria Histórica hubo tres magistrados de la Sala de lo Penal (de la Audiencia) que estaban en la misma línea que yo", dijo en referencia a Clara Bayarri, Ramón Sáez Valcárcel y José Ricardo de Prada, que redactaron votos particulares contra la resolución que cerró el caso.
Lo mismo, según el juez, ocurrió con la prevaricación que le imputan en el caso de los patrocinios del Santander durante su estancia como profesor en la Universidad de Nueva York. El Supremo investiga si Garzón cometió el delito al investigar una querella contra el presidente del banco, Emilio Botín, meses después de volver de EE UU, que después archivó. El magistrado lo negó rotundamente: "En ese caso se dio traslado al fiscal que informó a favor del archivo, y el juez, o sea yo, lo archivé. Ese archivo fue después confirmado por la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional y por el Tribunal Supremo", recordó.
"Yo no pedí el dinero, no gestioné el dinero, no recibí el dinero", afirmó respecto de los patrocinios del Santander y otras empresas. "No recibí ni un céntimo ajeno a mis honorarios como profesor de la Universidad de Nueva York. Yo agradecí esos patrocinios porque yo era el director del curso, pero es la Universidad de Nueva York la que gestiona esos fondos. Ni los toqué ni supe lo que se hizo con ellos". Después denunció que el Supremo está indagando en este caso las cuentas de su mujer y de una hija. "Todavía no sé de qué se me está investigando", subrayó.
Garzón también se refirió al caso Gürtel, por cuya investigación el Supremo le ha abierto una tercera causa por supuesta prevaricación al intervenir las conversaciones de los cabecillas de la trama con sus abogados en la cárcel. "Una vez que estaban en prisión los presuntos responsables y ante los datos de que utilizarían a personas del exterior para mover y continuar aprovechándose de los fondos ilícitos, blanqueando dinero, lo que hice, de conformidad con el fiscal y con el juez que me sustituyó en el Tribunal Superior de Justicia de Madrid [el actual instructor del caso, Antonio Pedreira] fue intervenir sus comunicaciones", dijo.
Después añadió: "Se protegió el derecho de defensa y no se puede decir que eso era solo una 'cláusula de estilo", como calificó su resolución el magistrado del Supremo que instruye esta tercera causa, Alberto Jorge Barreiro. "¿Cómo vamos a hacer compatible la investigación de los delitos gravísimos que se estaban cometiendo con el hecho de que los cabecillas los siguieran cometiendo en prisión a través de contactos con el exterior?".
También en este caso, Garzón insistió en que su decisión podía ser objeto de diversas interpretaciones jurídicas, pero en ningún caso de prevaricación. "El Tribunal Superior de Justicia de Madrid decidió por dos votos a uno que esas intervenciones debían ser anuladas". "Además, no hay un solo dato que avale que yo utilicé esas escuchas para laminar el derecho de defensa. ¿Dónde está mi presunción de inocencia?", resumió.
Pero donde Garzón fue realmente duro fue cuando Gabilondo le preguntó si se sentía objeto de una cacería. "Alguna vez me preguntaron si me sentía condenado y yo dije que sí, aunque todavía no lo estoy". Recordó que en la Sala de lo Penal del Supremo hay siete magistrados que han rechazado todos y cada uno de los recursos que ha presentado. "Ese tribunal es el que me va a juzgar, pero hay una serie de actos que ya han creado un prejuicio. La imparcialidad que debe tener ese juicio está ya descartada. Han tomado postura respecto de mí".