¿Qué es el gran hermano? Una voz de locutor en off, que vigila cual dispositivo panóptico a un grupo de sujetos que voluntariamente han decidido prescindir de su privacidad.
Como experimento de laboratorio, si ese fuera el fin, no estaría permitido, seguramente sería declarado antiético por cualquier jurado científico. Pero donde la ciencia no llega, lamentablemente llegan los intereses económicos.
El gran hermano no es un experimento de laboratorio que pudiera dar alguna información sobre el comportamiento humano, no es la extravagancia de una elite aburrida luego de haberlo probado todo, es un emprendimiento económico que ha pegado fuertemente en la gente común.
Lo mas triste es justamente esto último, el gran hermano tiene la posibilidad de llegar a muchísima gente desprevenida que no tiene mucho para elegir en la televisión de estos tiempos. Apaleados por las distintas crisis que hemos venido viviendo como ciudadanos del mundo en vez de ponernos a crear nos quedamos absortos en la pantalla de televisión a las horas (porque hay doble horario para que nadie se lo pierda) de este “programa”. Ya no alcanzan las infames telenovelas con sus tramas tragicómicas, donde el espectador sublima en algún personaje sus anhelos de ir de la pobreza a la riqueza sin casi ningún esfuerzo. Fue necesario agregar el gran hermano , no se sustituyó un mal por otro. En el gran hermano la gente tiene la posibilidad de despertar su veta voyerista, la veta perversa que le permite introducirse en los rincones mas privados del otro.
¿Es esto sano?
¿Es inofensivo?
Por supuesto que es enfermo y ofende la dignidad humana. Se llega a la vida privada artificial de un grupo de sujetos, limitados por un espacio físico y por una compañía que no eligió. El gran hermano, qué espero muchos se pregunten ¿qué es?, tiene el poder de mas allá de la exposición física de los participantes a los ojos de las multitudes, les expone también psíquica y emocionalmente. Les llama al “confesionario”, no alcanza lo que estos jóvenes viven y muestran, tienen que decir qué es lo que les pasa. Pero el público tiene el poder perverso de decidir quién se va de la casa, quién no les ha gustado. Todos los participantes saben que de todos los que ingresan a convivir por unos cuatro meses en esa desconocida casa, sólo uno quedará elegido por las multitudes que llaman por teléfono para decidir estas cuestiones.
Es así que las vidas de la gente han pasado a un segundo lugar porque la prioridad está en la vida de otros; otros que no conocen mas que por esa extraña convivencia televisada.
¿Qué ocurre a nivel social? ¿Qué ocurre en las familias? Y , las conversaciones en reuniones de familia ya no versan sobre sus propias vidas, sobre como ayudarse unos a otros sino sobre quién será el pequeño hermano que quedará en la casa, el elegido. Quién es el que sale cada fin de semana, para disfrutar perversamente de sus aciertos cuando los tienen, la satisfacción que da la ilusión de estar eligiendo algo.
Y, ¿de la posible guerra en oriente? Mejor ni hablar, ya que los de gran hermano quedan aislados del mundo sin ningún medio de comunicación mas que con quien hipócritamente conduce el programa y con el misterioso gran hermano, no saben si habrá guerra, no saben si les pasa algo a sus familias o seres queridos, el egoísmo de querer ser famosos y de querer ser elegidos por el público le ha ganado a cualquier otro sentimiento.
Esto no construye, no está basado en ninguna hipótesis científica, no produce reflexión ni crítica sobre sí misma. Es nada mas ni nada menos que el nuevo curro televisivo.
Como podemos entonces afirmar que no es nocivo! Está instrumentando una forma de mirar el mundo torcida, donde el mundo se reduce a que hoy me gusta este, mañana el otro y pasado el otro, todo corto, rápido, superficial, todos se quieren y se aman, a veces se odian, pero todo eso surge allí en esa enferma convivencia. Nunca supe de ninguno que al menos tuviera el tino de ponerse a producir, de manifestar lo que siente a través de algunas de las tantas expresiones artísticas de las que podemos sentirnos orgullosos de ser las inteligencias superiores en este mundo con una sensibilidad única. Y entonces la sola idea de pensar que en fin, “el mundo está tan mal que por lo menos eso distrae” y entretiene. Es tremendo en sus consecuencias, el mundo es de todos y todos le tenemos que cuidar, construir y mejorar día a día, cuando ocurren catástrofes o sabemos que están a punto de ocurrir, en vez de enajenarnos tenemos que tomar una actitud responsable al respecto.
Debemos inculcar a nuestros niños una cultura de la paz y no una cultura del gran hermano, donde la única participación que puedo tener es a través de la pantalla de t.v. y/o de un número telefónico. Porque si así vamos a mirar la guerra, jamás vamos a aprender de nuestra propia historia.
El otro aspecto a destacar es que lo que se promueve es el no trabajo, estos sujetos pueden estar allí el tiempo que sea porque lo que han dejado es de menor importancia, estudios, trabajo, etc. Cómo podemos pensar un mundo donde nos convertiremos en pequeños hermanos inútiles por definición, que solo esperamos que los días pasen en el ocio total.
¿Es esto lo que queremos? Reflexionemos en la idea de que las nuevas dictaduras gobernarán las mentes, cuanto mas estúpida una población mas fácil será dominarla. Al menos no permitamos que nuestros niños y jóvenes crezcan en la estupidez, en el predominio del bajo nivel intelectual, en la superflua idea de que se puede vivir de la nada.
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