En su periplo evangelizador por tierras hispanas, Sant Yago se encontró a las orillas del Ebro con una diosa de la fertilidad tallada sobre una columna que era adorada por los celtiberos desde tiempo inmemorial y con los poderes concedidos por el cielo, la degradó al estado de virgen , el "milagro" se extendió como un mancha de aceite por toda la piel de toro y más tarde por las américas, donde cientos de diosas milenarias pasaron a formar parte del harén de arciprestazgos y curatos. Un genocidio no solo consiste en matar y exterminar físicamente a un pueblo, también lo es arrasar su religión y su cultura.
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