martes, 24 de enero de 2023

LA ALEGRIA DEBERIA SER UN MANDAMIENTO

 

Leo (y también escribo) cientos de reflexiones sobre los que nos llevamos a “la otra vida” pero pocos nos preguntamos lo que dejamos en esta; tan solo nos importan los hijos, los nietos y la herencia económica que les legamos. ¿no nos hemos preguntado alguna vez que aportamos a la humanidad? ¿Nos hemos planteado si hemos colaborado a conseguir una sociedad más justa, feliz y equitativa?

Pasar a la posteridad no significa legar nuestros apellidos o ser portada de los telediarios, significa haber contribuido a fomentar la paz y la concordia, compartir nuestras experiencia y reflexiones para que los herederos de La Tierra aprendan de nuestros aciertos y eviten nuestros errores.

La sabiduría popular nos habla de plantar un árbol, escribir un libro y tener un hijo, pero a pesar de que todo ello es la culminación de una vida, no debemos olvidar que ser felices, que compartir nuestro pan y nuestro vino, nuestras risas y nuestras lagrimas es el mejor legado que podemos dejarles a ellos y a toda la humanidad, como nos insistia el padre Urteaga  “Siempre alegres para hacer felices a los demás

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