Hoy hace diez años que empecé a engendrar “Jardines descolgados”, un libro concebido con Shemirramis, mi alter ego, esa mujer que todos los hombres llevamos en el alma pero que muchos maltratan y acaban extinguiendo. Dos años mas tarde empecé a maquetar “Lenguas de fuego” un poemario de amor y pasión que rompía moldes y esquemas, se me acusó de “anti poeta” y de mercenario del verso porque no dejé que la trinidad académica (medida, ritmo y rima) coartaran mi inspiración; al igual que los artistas del oleo rompieron con el realismo figurativo y crearon nuevos horizontes donde expresar sus pasiones.