jueves, 27 de enero de 2022

LAS UBRES DEL MIEDO

 Pertenezco a una generación amamantada por las ubres del miedo, nos dormíamos temiendo que viniera el coco, nuestros cuentos infantiles estaban plagados de brujas, de lobos y dragones y en la calle nos acechaba el hombre del saco y los sacamantecas.

Mas tarde, los demonios, los infiernos o el cuarto de las ratas nos recordaban que vivíamos bajo la dictadura de un dios desalmado, en un mundo en que todo era pecado, en el que había que flagelarse y someterse para no ser arrojado a las llamas eternas.
El sexo era un ídolo maldito al que había que mantener oculto y recurrir a él solamente como un medio reproductivo en el que el placer era un pecaminoso cebo del maligno para arrástranos a la lujuria y al vicio “No es por vicio ni por fornicio, es para engendrar un hijo a tu servicio”.
En nuestra juventud fuimos aporreados y encarcelados por “los grises “y algunos de nosotros asesinados en las checas franquistas….”Que volen aquesta gent que trucan de matinada” era la canción que retrataba el terror que la policía esparcia entre aquellos que solo buscábamos justicia y libertad.
La guerra fría, el holocausto nuclear, la gripe asiática pendían sobre nuestras cabezas como espadas de Damocles, solo el Rock,
la música protesta y el soul nos permitían evadirnos de la dictadura del miedo. Murió el perro pero no murió la rabia la extrema derecha por un lado y ETA por otro ensangrentaban el país mientras las guerras en oriente nos recordaban que los cuatro jinetes galopaban incendiando el orbe.
Hemos pasado por la Polio, las vacas locas, las gripes importadas, la colza y el SIDA y ahora nos quieren seguir aterrorizando
con pandemias y hecatombes climáticas consentidas o provocadas, pues NO, la generación de la cigüeña ya no nos acojonamos ni nos creemos todo lo que los medios de alienación nos inculcan; no somos negacionistas, no escondemos la cabeza como el avestruz, luchamos (como hemos hecho siempre) por nuestros derechos, nuestra libertad y nuestra autoestima, tenemos hijos y nietos a los que defender y proteger y lucharemos con todas nuestra fuerzas hasta que los nubarrones desaparezcan y de nuevo resplandezca el sol de la verdad.
Como nos recuerda Lluís Llach ....
“Enterrem la nit,
enterrem la por.
Apartem els núvols que ens amaguen la claror.
Hem de veure-hi clar,
el camí és llarg
i ja no tenim temps d'equivocar-nos.
Cal anar endavant
sense perdre el pas.
Cal regar la terra amb la suor del dur treball.
Cal que neixin flors a cada instant.”

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