La canción es el abrazo entre la música y la literatura, un maridaje entre dos de las artes hermosas que hemos sido capaces de crear. No entiendo porque la literatura convencional desprecia a los cantautores y a su obra como un arte menor. En ingles Dylan y Cohen, en francés Brel y Brassens, en catalán Serrat, Raimon y Lluís Llach y en castellano Serrat, Violeta Parra, Cecilia, Aute y Sabina son ejemplos palpitantes de que la canción está al mismo nivel que las artes que en ella se hermanan.
El Novel de literatura a Dylan me parece un acto de justicia por el nivel y el alcance de su trabajo, pero Serrat ha de ser el siguiente galardonado por la calidad la humanidad y la magnitud de su obra.
El cantautor ha sido hasta hace una década la voz del pueblo, pero como nos cantaba Horacio “Si se calla el cantor, calla la vida” y por desgracia, el cantor está amordazado, cuando no asesinado por los sicarios de la telebasura y la mordaza.
La música, la poesía, la justicia, la libertad, esas hembras que dieron a luz la utopía de un mundo mejor están perseguidas, violadas y secuestradas mientras nosotros pastamos en la vulgaridad y la falacia.
Liberemos a esas mujeres que han luchado y sufrido por un mundo mejor, por nosotros, por nuestros hijos y por el futuro de esa humanidad teledirigida por tablets y smartphones (los nuevos flautistas) hacia el precipicio de la mediocridad y el borreguil conformismo. “Para la libertad, sangro, lucho y pervivo… PARA LA LIBERTAD.
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