Cuando compramos el libro de un autor novel no estamos comprando unas páginas, unos relatos, unos poemas, estamos sembrando nueva simiente para que pueda cultivar su sensibilidad, su imaginación; estamos regando esa tierra que tan dura es de labrar, de sembrar y vendimiar. Todos admiramos a los clásicos, son nuestra meta, nuestra fuente de inspiración, pero si no apoyamos a los nuevos creadores, a los que un dia pueden ser los clásicos del siglo XXI acabaremos viviendo en un museo. Los nuevos genios son esquejes que necesitan riego, abono y protección pero que formarán los bosques que en el futuro nos bendeciran con su sombra, su frutos y su aire, cuidemos a nuestros hijos literarios porque un dia, ellos cuidarán de nosotros.
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