Tenemos tres órganos parlantes,
corazón, cerebro y bajo vientre,
decimos escuchar al corazón,
pero acabamos siguiendo los aullidos
del ogro que retuerce el intestino
y despues golpeamos nuestro pecho
al que por norma, hacemos caso omiso,
el cerebro despierta de su siesta,
bosteza somnoliento e indeciso
y se lava las manos cual Pilatos
regruñendo ¡ya te lo habia avisao¡
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