Hace unos minutos, una amiga me recriminaba por tildar de "autista" al gobierno y me instaba a sustituir el término por "inepto". Las palabras, al igual que la ley tienen cuerpo y espíritu, el cuerpo es el termino físico que acotan unas letras; el espíritu, todos los matices y acepciones que esa palabra nos puede sugerir. Si defino a unos jueces como "ciegos" no quiere decir que sean ciegos en el termino médico de la palabra, me refiero a que tal como reza el aforismo "no hay peor ciego que el que no quiere ver", si los defino como "autistas" me refiero que no se enteran de de lo que no les interesa. La palabras son metáforas, cuando hablamos de tontos, ciegos o idiotas, no nos referimos a esas personas que padecen una discapacidad física o mental si no a aquellos que se creen muy inteligentes y desde la cumbre de su prepotencia pisotean y menosprecian a aquellos a los que deberían servir.
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