La Visa es la nueva cartilla de racionamiento, en ella va escrito cuanto pan, cuanto aceite y cuanta leche podemos comprar para nuestros hijos. Los medios cambian con los años, la formas evolucionan, pero el hambre, la miseria y la desesperación siguen siendo las mismas. Los usureros y prestamistas son honorables banqueros, los especuladores son los nuevos contrabandistas, y los dictadores se autoproclaman demócratas mientras azuzan a las jaurías represoras contra el pueblo inerme. Franco ya no sale bajo palio, pero los hijos de la gran gallarda convierten los pecados en delitos, los mandamientos en leyes y se reparten nuestros impuestos como los mercadores en el templo. Algo tuvo que cambiar para que todo siguiera igual.
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