La táctica de fuego y martillo empleada por el capitalismo salvaje ha dado resultado, hasta la viga más fuerte se ha sometido a su fragua de terror, el hierro convertido en chatarra con la ayuda de la maza del miedo y el fuelle mediático. Si Miguel levantara la cabeza se moriría de pena, los toros dejaron paso a los bueyes y las águilas a las gallinas, las dehesas mudaron en granjas de cebo y las huertas en camposantos de cemento mientras el machismo y el fascismo infectan nuestros sembrados de cizañas y malas hierbas. Nos echaron el yugo bien echado y ahora nos acucian con las flechas y mascarillas, los niños yunteros vagan por los descampados y duermen en los cajeros arrastrándose de la vida a la muerte y de la nada a la nada.
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