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sábado, 30 de enero de 2021

ESPAÑA EN VENTA

 


Hace treinta años contábamos con una industria floreciente, las empresas familiares habían llegado a adquirir una solvencia capaz de competir con las multinacionales y exportar sus productos por todo el mundo. Motocicletas como Bultaco, Montesa, Derbi o Sanglas eran objeto de culto entre los motoristas, Pegaso, heredera de la mítica Hispano Suiza, competía con las mejores marcas mundiales en el sector de los camiones de gran tonelaje, y Seat empezaba a crear con éxito sus propios modelos como el Ibiza, que todavía es su buque insignia. Pero llegó el gran capital y arrasó con todo, Yamaha, Honda , Volkswagen e Iveco se hicieron los dueños, eliminaron la competencia y en la actualidad no queda una sola marca española en el mercado, y lo que es peor, la factorías de motocicletas fueron desmanteladas y en la actualidad ni una sola de estas fábricas continua en activo. En el sector alimentario, empresas como Riera Marsá, Potax, Matutano, Alvalle, Danone, Fontvella, Frigo, Lanjarón ,El Aguila, Panrico... y no sigo por no eternizarme, cayeron en manos de los grandes depredadores al igual que en el ámbito de los detergentes sucedió con Mistol, Colón, Helena, Lejía Conejo, o Raky que fueron barridas a golpes de talonario por Henkel, Unilever y Procter@Gamble eliminando la competencia y creando monopolios disfrazados. En la actualidad, cinco grandes corporaciones controlan el 70% del mercado mundial en productos domésticos y alimentarios, y continúan fagocitando cuanta empresa rentable se pone a su alcance, una vez barrida la competencia nacional, cierran sus factorías y traspasan la producción a países sin derechos sindicales y con mano de obra a precios de esclavitud. Solo la investigación y la creación de marcas y productos propios evitarán que nos convirtamos en un parque temático donde chinos japoneses y rusos vengan a divertirse y a llenar nuestras costas de cemento, pero el poder ofrece residencia a extranjeros a cambio de comprar pisos y ha recortado hasta el estrangulamiento al CSIC y a las universidades que concentran la flor y nata de nuestros científicos. Con un poco de suerte, en unos años seremos un país de ancianos cuidados por jóvenes sudamericanas y eso si aun nos queda dinero para poder pagarles.

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