La sexualidad masculina, tiene dos facetas muy diferenciadas, aunque eso sí, con las mismas raíces. la sexualidad física, y la sexualidad psíquica. Los machos de los grandes mamíferos, cuando alcanzan determinada edad y sus índices de testosterona descienden por debajo del índice crítico o después de haber sido batidos en duelo por un macho más joven y fuerte, pierden su interés por el sexo y se dedican a engordar y zanganear. El hombre, con, los años va perdiendo potencia sexual, su sexualidad física, al igual que la de cualquier mamífero, decae rápidamente a partir de los 60 años pero sin embargo, su deseo a veces incluso se acrecienta. Si el hombre es lo suficientemente inteligente y tiene la experiencia necesaria, sabrá gozar de esa nueva etapa, en la cual la penetración pasará a segundo plano, pero las caricias, la ternura y el sexo oral alcanzarán niveles altamente satisfactorios. La vida sexual del hombre puede alargarse hasta edades muy elevadas si se tiene el cuidado de no descuidarla, la actividad amorosa potencia el nivel hormonal y evita la atrofia de los cuerpos cavernosos del pene y el cáncer de próstata, así mismo mantener el juego amoroso ayuda a cuidarse y mantiene muy alta la autoestima. Una pareja de más de 60 años bien avenida, puede interpretar auténticas sinfonías amorosas, que dejan en meras sonatas las relaciones de las parejas jóvenes. Sexo tántrico, fantasías eróticas juegos atrevidos, todo eso y mucho más puede realizarse sin estar pendiente de la frecuencia del péndulo. A partir de una determinada edad “El pequeño saltamontes” se hace más caprichoso e indolente, a veces pide guerra en el momento más inoportuno y otras veces hace mutis por el foro cuando se le necesita.
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