Las redes suciales se han convertido en vertederos de odios, frustraciones y prejuicios donde la ignorancia y la envidia emponzoñan el aire. Nunca hubiera imaginado el nivel de podredumbre que está alcanzando nuestra sociedad, el analfabetismo funcional, el gregarismo y la aporofobia que corroe nuestra maltrecha cultura. He decidido ponerme la mascarilla, cerrar la muralla y no asomarme al exterior a menos que sea en la casa de amigos concienciados, abiertos de mente y capaces de analizar lo que leen y no repetirlo como cotorras en celo. España siempre ha sido un país racista azote de moros, gitanos, sudacas y magrebíes pero que ha vendido sus costas, sus paisajes, sus empresas y sus viviendas a jeques árabes, mafiosos rusos y fondos buitre de todas las etnias a cambio de treinta monedas devaluadas, ahora no tenemos industria propia, nuestras playas son colmenas de zánganos y nuestros campos se pudren de asco si no vienen temporeros alienígenas a recoger la cosecha, pero claro, la culpa de todo la tienen los rogelios, los inmigrantes y los separatas. Hemos criado tanta panza que ya no nos vemos los cojones, a lo peor es que se nos han caído de no usarlos.
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