Conocí a Cástor
en el extinto blog de “La comunidad”, desde el principio comprendí que su
página era algo muy especial, un rincón donde retirarse a leer, a aprender, a
meditar.
Cuando Prisa
nos desahució, unos nos refugiamos en Blogger, otros en Facebook y allí fue donde
nos reencontramos, su “Diario anacrónico” se convirtió en un lugar de
peregrinaje, en una ermita donde captar en silencio la quietud, la sabiduría y la
belleza.
Tras años de
ruegos y plegarias, conseguimos que El maestro publicara un libro, un libro
donde tener entre las manos un compendio de su sensibilidad, sabiduría y
sentido del humor y una mañana ¨”Mr.Postman” hizo realidad nuestros ruegos.
“EL placer
de vivir” no es un libro a uso, no es tampoco un libro de cabecera, es un
breviario. Cuando de niño veía a los curas paseando con el misal entre las
manos, me preguntaba qué era lo que tanto podía interesarles para llevarlo
siempre consigo, ahora lo comprendo, la diferencia es que ellos lo hacían por
obligación y yo leo por devoción.
EL PLACER DE
VIVIR es mucho más que un placer, es un currIculum vital que tiende al
infinito, un manojo de rosas, algunas con espinas que se clavan entre tus
dedos, pero que te hacen vivir y sentir, un aquelarre donde la música, la literatura
y el humor trenzan una danza arrebatadoramente bella.
Si fuera
ministro de cultura lo convertiría en libro de texto, si fuera maestro, seria
de lectura y comentario obligatorio en mis clases, pero como soy un jubilado
con hambre y sed de nuevas sensaciones, me atrevo a recomendaros su uso y
disfrute a sabiendas de que por mucho que os guste no me lo podréis arrebatar.
Amigo Cástor,
no te relajes, ya puedes ir preparando una nueva antología, porque las últimas
hojas de este diario ya amarillean y estamos impacientes por recibir nuevos
esquejes de ese árbol de la sabiduría que con tanto amor cultivas, la espera se
hará eterna, pero mientras exprimiremos el diario hasta la última gota.
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