La sexualidad es una condición del alma, el sexo, la herramienta con que desarrollarla, a veces no coinciden en el mismo cuerpo pero siempre será el alma quien marcará el carácter de la persona. Una mujer dentro del cuerpo de un hombre o un hombre en el cuerpo de una mujer es una disfunción que no puede corregirse, debe respetarse; no es una enfermedad, es una característica intima que imprime carácter. La cultura judeocristiana nos ha inculcado que la sexualidad debe estar en función de la reproducción, pero esta filosofía solo ha servido para causar frustración y sufrimiento, el sexo es una fuente de placer y de realización y cualquier relación interpersonal que se produzca de mutuo consentimiento debe ser respetada. Nuestra vida íntima es un valor que debemos proteger y la sociedad debe defender, de lo contrario, nos convertimos en fantasmas aullando por los pasadizos de nuestras prisiones. ¡Libertad de sexualidad, de amor y de realización personal! que no nos priven de nuestra esencia, que no arranquen de nuestras praderas para trasplantarnos en una maceta de jardín palaciego :¡LIBERTAD SEXUAL YA!
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