¡Basta de insultar y humillar a esas señoras que se ganan la vida con su cuerpo ofreciendo placer y hasta ternura! Llamar "hijo puta" a un descastado es una ofensa a una madre que ha tenido que sufrir lo indecible para sacar adelante a su hijo, deberían llamarlo "hijo de putero o de rufián" que son los auténticos verdugos de esas sufridas mujeres, explotadas, esclavizadas y a veces asesinadas por la mafias que las violan y las drogan en plena adolescencia para arrojarlas a los infiernos. Políticos, policías y eclesiásticos están detrás de este submundo en el que nadie se atreve a profundizar; ni gobiernos, ni jueces han movido un dedo para sacar a la luz estos infiernos en que miles de mujeres son tratadas peor que el ganado de granja. En las cloacas de la sociedad sobreviven millones de personas a las que cada vez que intentan salir se las pisotea y se las arroja a las tinieblas, la mayoria de las prostitutas son mas honradas y dignas que esa vorágine de políticos sin escrúpulos que les escupen en la cara mientras corrompen su alma por escaños y prebendas.
La próxima vez que te cruces con una de estas señoras, dedícale una mirada empática, ella te lo agradecerá y tu te sentirás mejor.
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