La economía es como el cauce de un río , sus fuentes son el trabajo, la inversión la educación y la investigación, esas aguas torrenciales se van uniendo hasta formar un lecho caudaloso que recoge millones de afluentes.
El ahorro es el pantano en el que se recogen las aguas para darles una utilidad, producir electricidad, regar los campos y regular su caudal, los responsables del embalse debe controlar sus compuestas ya que si se gasta mas de lo que se ahorra, se puede vaciar y dejar sin riego el cauce, pero si no se regula sabiamente, se puede desbordar y se producen esas “burbujas” que acaban arrasándolo todo. Otro problema es el reparto de las aguas, cuando este es equitativo y todos los campos e industrias reciben el caudal equitativamente, la economía funciona con fluidez, los campos producen sus cosechas y la energía alimenta empresas y hogares, pero cuando unos cuantos se llevan la mayoría del caudal, se producen las crisis y las sequías, la tierra se cuartea muerta de sed y las fábricas cierran sus puertas por falta de suministro.
Los gestores de nuestro embalse siempre han sido corruptos, se han quedado con los mejores cauces, los han subastado con sus compinches y han dejado tras la presa apenas un riachuelo donde no queda agua ni para beber.
Estamos llegando a un momento en que el cauce está tan maltrecho que corremos el riesgo que los agricultores arruinados y furibundos revienten el pantano y las aguas desbordadas arrasen con todo.
Debido a esta crisis, los ríos bajan cada vez más exánimes, el embalse esta sucio y semi vacío pero los administradores siguen desviando el poco caudal hacia sus párques temáticos. O nos levantamos y procesamos a estos ladrones o acabaremos con la presa reventada y el estanque vacío, en nuestras manos está el futuro porque el presente lo tenemos muy negro.
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