Mañana cumplo 18 años, la mayoría de edad, pero lo más importante es que deberé superar el test de capacidad reproductiva para tener la oportunidad de ser padre.
La tierra está superpoblada, dieciséis mil millones de habitantes estamos acabando con la biosfera, primero se obligó a los mayores de 65 años a superar unas pruebas físicosociales para no ser “reciclados", pero ni la guerras ni las pandemias programadas consiguieron frenar el tsunami demográfico, ahora se trata de que solo los jóvenes más "aptos" puedan reproducirse.
Deberé certificar una salud a toda prueba, un nivel de inteligencia cada vez más elevado y una capacidad económica que asegure que podré mantener a mis hijos sin ninguna ayuda del estado.
La seguridad social y la enseñanza pública desaparecieron hace ya muchos años y las ciudades se llenaron de familias desahuciadas vivaqueando por las calles constituyendo un foco de miseria y pandemias, por suerte pudieron ser recluidas en otros continentes donde dejaron de ser un peligro.
Los test son cada día más severos, las pruebas físicas y psicotécnicas, barreras muy difíciles de superar, pero lo que impera son los condicionamientos socioeconómicos, solo los miembros de familias más favorecidas pueden acceder a la paternidad.
En caso de no superar las pruebas seré esterilizado de por vida, pero podré satisfacer mi libido con las mujeres que tampoco hayan superado los tests de maternidad.
Quiero tener una familia, quiero criar y educar a mis hijos en el amor, la responsabilidad y el respeto, pero cada vez hay menos mujeres reproductivas y se les adjudican a los hombres que obtienen los niveles más altos.
Mis abuelos me enseñaron a rezar y aunque ahora se haya extinguido la costumbre, esta noche cerraré los ojos y pediré a la madre tierra que me ilumine para poder servirle y ofrecerle lo mejor de mí, espero que todavía pueda perdonarnos y nos de una nueva oportunidad antes de escupirnos para siempre al vacio.
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