La impunidad penal de los menores es un error que estamos pagando muy caro, tanto los jóvenes como sus víctimas. Un muchacho de 16 años es totalmente consciente y responsable de sus actos, dejar que se cobije en su minoría de edad y pueda atracar, violar y golpear a sus víctimas y estas no puedan defenderse porque el atacante "es menor de edad" es un gazapo legislativo del que se aprovechan padres y tutores para utilizarlos en sus fechorías. No hay mejor caldo de cultivo para la delincuencia que la impunidad, si acostumbramos a los adolescentes a delinquir sin sufrir las consecuencias, estamos formando a los asesinos del futuro, lo pagarán ellos y lo pagaremos nosotros, todos los criminales germinan en la adolescencia, o los trasplantamos o los arrancamos, de lo contrario acabarán invadiendo el sembrado y echando a perder la cosecha.
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