La vida es el vehiculo que conducimos (y que nos conduce) al futuro. El pasado lo vislumbramos desde el retrovisor y en el parabrisas intuimos lo que se nos viene encima.
A veces nos encontramos con bifurcaciones sin señalizar, con puentes cortados o con caminos cerrados y hemos de elegir una nueva ruta , pero nos es imposible retroceder. Todo depende del vehiculo en el que viajamos. si es un todoterreno potente y bien equipado, nos será mucho más fácil abrir un nuevo camino que si apenas contamos con un viejo utilitario.
Si viajamos solos, podemos arriesgarnos y bordear cumbres borrascosas, pero si de nosotros dependen otras vidas, debemos asegurarnos y no precipitarnos en la elección.
Sea como sea, nuestro pasaje se irá apeando en las distintas etapas y al final, llegaremos solos a esa meta que no nos señala ningún navegador y en la que recibiremos el premio o el castigo a nuestra trayectoria, aunque lo más seguro es que sea una nueva etapa en la que cambiaremos de vehiculo en función de lo bien que lo hayamos hecho en la anterior.
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