Un estado democrático tiene el siguiente organigrama: JEFATURA DEL ESTADO, PODER EJECUTIVO, PODER LEGISLATIVO Y PODER JUDICIAL, pues bien, en la supuesta democracia española, no votamos ni a uno solo de sus presidentes.
La jefatura del estado (la corona) se transmite, como la hemofilia, por vía vaginal
La presidencia del poder ejecutivo (El gobierno) la eligen los diputados, lo mismo que la presidencia del poder legislativo (las cortes)
La presidencia y composición del poder judicial la nombran a dedo los partidos políticos según sus intereses para de esta manera tenerlos bajo su control.
Ni siquiera elegimos a nuestros diputados en cortes. Los partidos nos entregan una papeletas cerradas que no podemos variar con una serie de nombres que desconocemos y que ni tan siquiera tienen voz en el congreso, tan solo deben apretar el botón que les indica el partido sin derecho a discrepar.
En resumen, en esta mal llamada democracia, lo único que elegimos es una papeleta con nombres impuestos y a los que no podemos exigir el cumplimiento de sus promesas electorales. Mientras, ellos engrasan las puertas giratorias vendiendo el país a la banca, las energéticas y las alimentarias, eso sí, en nombre de la patria, la constitución y envueltos en la rojigualda para que les tape todas sus miserias.
En cuanto al poder judicial, refugio de franquistas y machistas herederos del T.O.P. no tenemos más que consultar sus dictámenes y sentencias; sicarios del gran capital, mercenarios de la banca y defensores a ultranza de una PATRIA decimonónica a la que solamente le han cambiado las vestiduras, porque como nos alecciona El gatopardo , “Algo tiene que cambiar para que nada cambie” .
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