domingo, 16 de diciembre de 2018

AUTOPSIA DE UNA DEMOCRACIA



Sexo femenino, cuarenta años de edad, de constitución débil y enfermiza debido a un embarazo por violación y un parto provocado con forceps.
A diferencia de las democracias verdaderas, a esta no se le permitió elegir ni al jefe del estado ni al presidente del gobierno, simplemente podía escoger a unos cientos de representantes en unas listas cerradas que no tenían voz en el parlamento y cuya disciplina de voto hacia innecesario tanto parásito. La jefatura del estado se transmitía por vía vaginal y el presidente del gobierno era elegido en función de las componendas y pactos entre la caterva de parlamentarios. Sus defensas, en lugar de protegerla de los enemigos se dedicaron a masacrar a ciudadanos pacíficos que ejercían su derecho a voto o exigían sus derechos fundamentales y a desahuciar familias que habían quedado sin riego sanguíneo por culpa de los parásitos anteriormente citados, siendo excretados por el sistema y arrojados a las alcantarillas.
La mayor parte de sus lacras son de origen hereditario, engendrada por un dictador moribundo y unas fuerzas armadas amenazantes, nunca pudo desarrollarse como sus congéneres europeas sufriendo unas carencias en justicia, libertades y derechos de las que nunca se recuperó.
Tras la última intervención, una infección galopante ocasionada por VOX, un virus ultraderechista que infectó todos sus tejidos vitales ayudado por otros gérmenes ultramontanos se produjo una necrosis en su tejido social que acabó con su atormentada existencia.
Entregamos su cadáver al depósito de la historia con la esperanza de que sea inmediatamente incinerada para evitar que infecte a quien tenga el reto de sucederla, aconsejamos que la constitución, su código genético sea totalmente renovada, de lo contrario, la neonata sufrirá su misma y desgraciada suerte. 

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